Una parroquia de más de 260 años que para su construcción se usó una mezcla que incluyó nopal y leche. Foto Desde la fe.
El municipio de Altamira, Tamaulipas, en México, cuenta con una joya arquitectónica y religiosa impresionante que ha sobrevivido poco más de 260 años, la Parroquia Santiago Apóstol, en cuya construcción, además de piedras de la región, se usaron dos elementos poco comunes: nopal y leche.
Según la información histórica, para la construcción de este templo católico de estilo español, que se inició en 1747 y se concluyó a finales del siglo XVIII, se utilizó piedra extraída de la zona rocosa del municipio de Altamira, ubicada en el ejido La Pedrera, la cual fue unida con una mezcla que contenía arena, cemento, agua, leche y nopal.
De acuerdo con una leyenda local, que se ha transmitido de generación en generación, el uso de la leche y nopal para construir la Parroquia Santiago Apóstol fue como una ofrenda para alejar todos los males del templo católico, además de que el uso de dichos elementos creó un pegamento que ha resistido por más de 260 años.
La Parroquia Santiago Apóstol se construyó en honor a Nuestra Señora de Caldas por instrucciones del fundador de la ciudad, José Escandón y Helguera, conde de Sierra Gorda, quién entregó un lienzo con la imagen de la Virgen para que fuera venerado por la población; sin embargo, el nombre de la Iglesia se debe a que dicho apóstol fue el santo patrono del fundador y conquistador de origen español y que pertenecía a la orden de los Caballeros de Santiago.
La Parroquia Santiago Apóstol es una construcción que consta de tres naves cuyos cimientos y muros fueron construidas con piedras de la región pegadas con arena, cemento, nopal hervido, leche y agua, lo que hizo que la estructura fuera muy resistente y le permitiera mantenerse en pie por más de 260 años. El techo y la bóveda de piedra de la iglesia se concluyeron a fines del siglo XVIII.
El inmueble cuenta con pilares de gran altura que sostienen el cuerpo principal de la nave y en su exterior se localiza una torre con las campanas, que de acuerdo con la leyenda fue hecha con cadenas, aretes y monedas de oro que donó la misma comunidad.
El cronista Francisco Castellanos Saucedo señaló en una entrevista con un medio local que el uso de leche se hizo con la creencia que el lácteo nunca faltara en la región: “Los pobladores consideraban que con esta acción asegurarían la protección para la cría de ganado, la leche, sus derivados y la carne de los bovinos que conservaban con sal traída del Pueblo de la Sal, hoy Lomas del Real”.
Por su parte, el padre Bernardo Arredondo Segura, párroco de la Parroquia Santiago Apóstol, indicó que a la iglesia no se le han hecho modificaciones, por lo que su infraestructura en la parte frontal es la misma, y solo al interior del templo se le hicieron algunas remodelaciones durante los años de 1970.
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La tradición señala que la campana original de la Parroquia Santiago Apóstol “eran de bronce fundido con aleación de metales, oro y joyas que el pueblo le agregó a la mezcla durante su fundición, al considerar, de acuerdo con la creencia religiosa, que de esa manera se lograría tener la protección divina”.
“Al momento de que fundieron la campana la población donó todos sus joyas y cosas de valor de oro, pues aparte de que agradarían a Dios, le daría un sonido peculiar al sonar y eso agradaría a los residentes de este municipio que siempre ha sido un pueblo católico y sobre todo unido ante este tipo de causas”, señaló Castellanos Saucedo.
Por desgracia, un grupo de ladrones que se enteró de que la campana de la Parroquia Santiago Apóstol estaba elaborada con oro y no solo de bronce, planificaron y llevaron a cabo un plan para robarla a principios del siglo XX.
Luego de que en marzo de 2024 en el interior de la templo se presentó el desprendimiento de material pétreo de la cúpula y parte del revoque del campanario, lo que puso en peligro la integridad física de los fieles, y de que de hiciera una inspección física del inmueble de más de 260 años, se informó que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se encargará de realizar la restauración del templo.
Ante esta notificación, el padre Bernardo Arredondo Segura anunció la creación de un patronato que se encargará de gestionar los fondos destinados a la restauración de la parroquia, provenientes del INAH y del gobierno estatal de Tamaulipas.
Dicho patronato estará formado por especialistas en restauración y personas dedicadas a asegurar la correcta ejecución del proyecto, con el objetivo de preservar adecuadamente este invaluable patrimonio.
El inicio de las obras dependerá de la conformación del patronato y del cumplimiento de los requisitos establecidos para llevar a cabo esta importante rehabilitación.
La Parroquia Santiago Apóstol se ubica en el centro del municipio de Altamira, en el estado de Tamaulipas, México, en la calle Capitán Pérez, entre las calles de Hidalgo y Morelos, frente a la Plaza de Armas de Altamira.
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