El templo de San Francisco Javier en Tepotzotlán.
Cuando se observa la fachada del templo de San Francisco Javier, en Tepotzotlán, Estado de México, se puede ver que la mayoría de las esculturas en los nichos barrocos tienen libros y plumas en las manos, lo que da a entender que representan a personas muy cultas.
En efecto, en la fachada de este templo construido por los jesuitas encontramos a evangelistas y santos. Vemos a san Ambrosio, Doctor de la Iglesia, y a letrados como el apóstol san Pablo.
Tepotzotlán también es destacada por los Arcos del Sitio.
El patrono San Francisco Javier está al centro; en el remate está la Virgen María y san Miguel Arcángel, y también ocupa un lugar destacado san Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús. Ellos son sólo algunas de las 116 esculturas que adornan esta iglesia.
Pero los tesoros del templo también están en su interior, que destaca por la belleza de sus retablos, sus imágenes de cedro elaboradas por Miguel Cabrera, Higinio de Chávez y otros artistas, así como por formar parte del Museo Nacional del Virreinato, que se ha convertido en el principal atractivo de este pueblo mágico.
La historia del templo de San Francisco Javier está ligada a la de los jesuitas, que llegaron a la Nueva España en 1572. Al pueblo de Tepotzotlán arribaron en 1580; ahí primero fundaron un colegio de lenguas autóctonas y luego un seminario para niños indígenas.
Posteriormente, en 1670, empezó la construcción del templo de San Francisco Javier bajo la dirección del arquitecto Diego de la Serra, aunque sería el arquitecto José Durán quien “la puliera”. La obra concluyó en 1682, y fue el padre Pedro Reales quien dispuso la ornamentación actual.
El museo alberga colecciones de arte sacro y esculturas.
Sin embargo, los jesuitas tuvieron poco tiempo para disfrutar de la belleza de este templo, pues fueron expulsados en 1767 de todos los reinos y provincias de España por orden del rey Carlos III. Hacia 1774, el inmueble fue cedido al clero secular. Con las Leyes de Reforma, la propiedad pasó al Estado. En 1870 fue restituida a la provincia jesuita, pero en 1964 quedó bajo la administración del INAH.
Por su importancia artística y arquitectónica, fue declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad en agosto de 2010. Actualmente el Museo Nacional de Virreinato tiene colecciones de arte sacro, así como algunos relicarios, ornamentos y textiles, pinturas, esculturas y varias armaduras del siglo XVI.
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