El teatro evangelizador que promovieron los primeros frailes que llegaron a México -y que es anterior a 1535-, llevó a lo que ahora conocemos como representaciones de la Pasión de Cristo y a las solemnes procesiones con imágenes en la Semana Santa y en otras fechas relevantes para la Iglesia.

El padre Gerónimo Mendieta, por ejemplo, en su Historia Eclesiástica Indiana de mediados del siglo XVI, habla de la magnificencia de esas procesiones “en las que se contaron más de mil arcos, y las flores que en ellos había se tasaron en dos mil cargas.” Por su parte, Fray Juan de Torquemada en su Monarquía Indiana, habla de la notable participación de los fieles: “el Jueves Santo de 1609, salió la procesión con más de 20 mil indios y más de 3 mil penitentes”.

Aunque la representación más antigua es la de Iztapalapa, en México hay diversos lugares en los que puedes presenciar las representaciones de la Pasión de Jesús.

En la Ciudad de México una opción es la representación en Tacubaya, que se realiza en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la colonia América, tradición que data de 1972.

 

El viacrucis de Tacubaya en la Ciudad de México.

Las actividades ahí inician el Domingo de Ramos con una procesión a las 11:00 horas, y a partir del Jueves Santo se realizan escenificaciones. El Domingo de Pascua, después de la Misa de 19:00 horas, se hace la representación de la Resurrección. Durante toda la semana participan cerca de 80 actores.

San Luis Potosí, Taxco y Puebla son ciudades coloniales que gozan de fama internacional por la singularidad de sus procesiones, inspiradas en las devociones sevillanas; las imágenes piadosas llevadas en andas tienen un papel relevante, al igual que los miles de penitentes que cumplen mandas con penosas cargas de dolor.

El viacrucis de Puebla, cuyos antecedentes podrían remontarse a 1606, con los franciscanos terciarios, recorre 14 estaciones que van del Templo de San Francisco hasta la Capilla del Calvario, acompañado de imágenes de Nuestra Señora de los Dolores, Jesús Nazareno y la cruz con una reliquia. El Arzobispo de Puebla, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, también se suma a la procesión.

El viacrucis de Puebla goza de fama. Foto: Arquidiócesis de Puebla

En San Luis Potosí se realiza la Procesión del silencio del Viernes Santo; en ella se marcha sin que nadie hable, pero avanza al paso de tambores y cornetas. Fue declarada parte del patrimonio cultural de la entidad en el año 2013.

En San Luis Potosí se realiza la Procesión del silencio en Viernes Santo.

En Taxco hay actividades durante toda la semana. Entre las más llamativas están: la Procesión de las vírgenes, en Lunes Santo, que es presidida por la imagen de la Virgen de la Natividad. El Jueves Santo en el atrio de Santa Prisca, donde se representa la Última Cena; y el Viernes Santo, el viacrucis. A la medianoche del domingo llevan a cabo la Misa de Resurrección y la quema de los Judas.

En todas estas representaciones, hay cofradías que juegan un papel importante. Destacan la de la Santa Cruz, la del Santo Entierro, la Ecce Homo, la Soledad o la Carmelitana; son más de 30 agrupaciones que se identifican por los colores de sus túnicas, prendas, capirotes, antifaces y capas, y por lo general, representan a sus parroquias. Algunos de ellos, incluso, caminan con cadenas atadas a los tobillos a la luz de los faroles, o se atan los brazos en cruz con varas espinosas.

Cabe destacar también que muchos pueblos tienen representaciones con rasgos de piedad popular, y en algunos se ven vestigios de las culturas prehispánicas. Tal es el caso de los Coras, Huicholes y Tarahumaras que celebran la Semana Santa como una gran fiesta, con danza, cantos y otras expresiones indígenas.

Carlos Villa Roiz

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.

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