Toño Mauri, famoso actor y cantante mexicano, conocido por haber sido parte del famoso grupo de los años ochenta, “Fresas con Crema” y por las telenovelas como: Simplemente María, El privilegio de amar, La otra, Teresa, entre otras, nos compartió la historia del milagro que le devolvió la vida después de que el virus del Covid- 19 invadiera su organismo.
Nunca imaginó que la imposibilidad de respirar bien sería el inicio de una larga lucha para aferrarse a la vida, tomado de la mano de Dios, hoy nos narra su travesía y el nuevo sentido que le dio a su vida.
En el año 2022, después de haber sobrevivido al Covid- 19 Toño Mauri presentó su libro: Mi nueva vida, un gran milagro, de editorial Urano. Donde narra su testimonio no solo a partir de la enfermedad, sino la historia desde cuando sus padres vivían en Cuba y los retos a los que se tuvieron que enfrentar.
El libro es un mensaje de esperanza, la familia como un motor y la importancia de la fe, además que alienta a la concientización de la donación de órganos.
La batalla por su vida comenzó muchos años antes y muy lejos de la cama del hospital, en la tierra de sus padres: Cuba. A principios de los años 60, recién casados y siendo su padre un jóven inconforme con el régimen de Fidel Castro, se reunía clandestinamente con un grupo de amigos para organizarse en contra las medidas establecidas por el nuevo gobierno y alzar la voz, pero una noche en una de esas reuniones mataron a todos sus amigos, excepto a él, ¿cómo se salvó?
“La noche en que los descubrieron y los mataron, mi papá había decidido no ir porque mi mamá le dijo que se quedara con ella, ya que estaban recién casados”.
Al tenerlo identificado, fueron por él más tarde, y allí Dios se hizo presente, algo sucedió con el soldado que iba tras de él para fusilarlo. El soldado resultó ser el mejor amigo de su infancia, por esto, él le salvó la vida porque le dijo que tenía cinco minutos para escapar. Mi padre lo entendió, le dio un beso a mi abuela, se despidió de todos y se fugó.
Así fue como su padre comenzó una vida lejos de su familia, un camino que lo llevaría hasta México, y que años después, gracias nuevamente a la intervención de Dios, se reencontró con su esposa.
“La forma en la que ocurrieron los hechos no puede tener otra explicación más que la de que mi papá siempre estuvo acompañado de la mano de Dios”.
Creyente desde que tiene uso de razón, sus padres siempre les inculcaron a él y a sus hermanas el amor a Dios. “Yo creo que a cada quien se le incrementa la fe de acuerdo a sus experiencias, pero en el caso mío se fueron dando cosas muy fuertes desde esta experiencia de mis padres que obviamente empiezas a ver la mano de Dios como te va tocando y te va guiando y te va sacando de de los problemas hasta llegar al día de hoy”.
Durante la pandemia a Toño Mauri y a su familia les tocó estar juntos, su mayor aliciente era ver las Misas del Papa Francisco que se transmitían desde Roma.
“En las palabras del Papa Francisco encontramos energía y unión familiar. Sentimos cada mañana la necesidad de rezar un rosario. Cuando ocurrió lo del contagio nos tocó a toda la familia, y gracias a Dios a ninguno se le complicó, excepto a mí.
“Por la falta de oxígeno, mis órganos internos se afectaron, fue así que una noche, cuando ya me sentía muy mal, pedí que me intubaran. Mis pulmones colapsaron. Todo se hizo tan rápido que no tuve tiempo de despedirme de mi familia. Sólo pude dejar un mensaje en videollamada que le pedí a un enfermero se lo entregara a mi esposa, en ese entonces nadie podía estar conmigo. Al intubarme me desconecté de la realidad”.
“Entré en coma. El proceso fue muy largo. Cada vez que me iban a sacar (del coma) surgía un problema, una hemorragia o una infección en la sangre, tanto así que le llamaron a mi esposa para decirle que todo era cuestión de horas, pues las cosas se habían complicado. “Fueron cuatro meses muy desgastantes para todos. Al final de esos cuatro meses me despertaron porque ya no había nada más por hacer. Hablaron con mi esposa y le explicaron que se había agotado todo lo medicamente posible y desafortunadamente sin logros. Me llevaron a casa con un respirador y parecía que sería cuestión de cinco a seis días para que todo se terminara, porque ya mi estado de salud era muy crítico y lo único que veían de frente era mi deceso”.
“Mi esposa no se resignó. Los doctores le dijeron que la última posibilidad sería un trasplante de pulmones, pero yo no calificaba en la lista de espera por mi estado crítico de salud. Así que Carla se dio a la tarea de buscar la oportunidad. Me rechazaron, obviamente, de varios lugares porque no querían tomar mi caso al ver que no iba a poder salir adelante.
“Entonces, si para aplicar a ser candidato en lista de trasplantes necesitaba fuerza física, mi esposa, junto con los doctores, me ayudaron a entrar en un proceso de rehabilitación, de fortalecimiento, para soportar una cirugía tan grande. Fueron casi cuatro semanas de terapia que entre todos hicimos un equipo y sobre todo ella, que no flaqueó y que siempre dijo: ‘¡Vamos por todo!’ ¡Y lo logramos! Ya era cosas de esperar los pulmones”.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.