La Iglesia Católica celebra este 5 de octubre de 2020 por primera vez la fiesta litúrgica de santa Faustina Kowalska, la santa polaca a quien se le reveló la imagen del Señor de la Divina Misericordia y a la que el Papa Juan Pablo II tenía una particular devoción.
Fue el 18 de mayo de 2020, centenario del nacimiento de San Juan Pablo II, cuando el Vaticano aprobó que la fiesta litúrgica de la santa se celebrara cada 5 de octubre, fecha de su fallecimiento ocurrido en el año de 1938.
El Papa Francisco, “acogiendo las peticiones y los deseos tanto de pastores, religiosas y religiosos, como de asociaciones de fieles, y considerando la influencia ejercida por la espiritualidad de santa Faustina en numerosas regiones del mundo, ha dispuesto que el nombre de santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen, sea inscrito en el Calendario Romano General y su memoria libre sea celebrada por todos el día 5 de octubre”, dice el decreto publicado por el Vaticano.
Ese mismo 18 de mayo de 2020, el Papa Francisco visitó el Santuario de la Misericordia en Roma, y en su homilía habló sobre una de las principales lecciones de santa Faustina Kowalska para nuestros tiempos.
En una ocasión -dijo el Papa Francisco- Faustina le expresó a Jesús que le había ofrecido su vida, todo lo que tenía. “Pero la respuesta de Jesús la desconcertó: ‘Hija mía, no me has ofrecido lo que es realmente tuyo’. ¿Qué cosa había retenido para sí aquella santa religiosa? Jesús le dijo amablemente: ‘Hija, dame tu miseria’”.
Por ello, el Santo Padre preguntó a los fieles en su homilía, ¿tú le has entregado tu miseria a Dios?
“¿Hay algo que todavía guardas? – preguntó el Santo Padre -Un pecado, un remordimiento del pasado, una herida en el interior, un rencor hacia alguien, una idea sobre una persona determinada… Debemos presentarle esas miserias, nuestras miserias al Señor, Él lo espera para hacernos descubrir su misericordia”.
Sor Faustina Kowalska fue una santa polaca que tuvo el don de ser vidente como muy pocos santos lo han tenido, de modo que tuvo visiones interiores y diálogos frecuentes con Jesús, la Virgen María, y otros santos, desde los 7 años de edad.
Ella nació en la provincia de Konin, en Polonia, el 25 de agosto de 1905, y dos días después fue bautizada en la parroquia local con el nombre de Elena. Dos años antes de hacer la primera comunión, en 1912 escuchó en su alma una voz que la llamaba a una vida de santidad, y a los 12 años comenzó su educación en una escuela primaria; fue hasta 1921 cuando ella recibió el sacramento de la Confirmación.
A los 17 años pidió a sus padres sin éxito el permiso para ingresar a un convento, pero 2 años después abandonó Varsovia con la intención de obedecer a esa voz interna que le pedía que fuera religiosa, de modo que se presentó ante la Superiora de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, quien se comprometió a aceptarla, pero le pidió un dote modesto, de modo que comenzó a trabajar como sirvienta durante un año para reunir esa suma.
Finalmente fue admitida en el noviciado en Cracovia y el 30 de abril de 1926 recibió el hábito y el nombre de Sor Faustina.
Posteriormente, pasó por un período de oscuridad espiritual que duró un año y medio que concluyó el Viernes Santo de 1928; ese mismo año hizo los primeros votos temporales y fue mandada a la Casa de la congregación en Varsovia, y luego continuaron viajes a Vilna y Plock.
El 22 de febrero de 1931 tuvo una importante visión de Jesús quien le pidió pintar una imagen suya, en la cual salían dos rayos de su pecho: uno azul y uno rojo. Un año después hizo los votos perpetuos y en 1934 visitó al pintor E. Kazzimirowski para solicitarle que plasmara la imagen que había visto.
Ella la ofreció por los pecadores y por aquellas almas que han perdido la confianza en la Misericordia de Dios.
Sor Faustina empezó a padecer enfermedades, varias veces fue hospitalizada y finalmente su congregación la estableció en Cracovia donde permaneció hasta su muerte.
Falleció el 5 de octubre de 1938; fue sepultada en la tumba común de la Congregación, pero el 21 de octubre de 1965, la Arquidiócesis de Cracovia inició el proceso de beatificación y año siguiente, sus restos fueron trasladados a la capilla de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia.
El 18 de abril de 1992, Juan Pablo II la beatificó en Roma y estableció al primer domingo después de Pascua como fiesta de la Misericordia Divina, y el 30 de abril del año 2000, fue canonizada en esta fiesta.
Sor Faustina escribió un Diario por orden de sus superiores, y en este libro, ella profundiza de manera excepcional en la Misericordia Divina.
Con información de Carlos Villa Roiz
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