Nació en Antioquia durante el siglo I. De profesión fue médico, escritor y pintor. San Lucas es el único de los evangelistas que posiblemente no era judío. Estaba muy preparado en el saber de su tiempo y conocía bien la lengua y literatura griegas.
Hay varias tradiciones en torno de este evangelista. “Los Hechos de los apóstoles” hablan de un cierto Lucas, cristiano helenista de origen pagano y posible acompañante de Pablo Apóstol (16,10-17; 20,5-15). Otros textos de la tradición Paulina mencionan al médico Lucas cercano a Pablo (Col 4,14; 2 Tim 4,11; Fil 24).
Una vez convertido a la fe de Cristo, quizá por los años 40, la vida de Lucas estuvo estrechamente unida con la de San Pablo, con quien emprendió misiones por diversos lugares: Macedonia, Jerusalén, Roma. Las enseñanzas de Pablo penetraron el corazón y la mente de Lucas, quien apoyado en algunas otras fuentes e inspirado por el Espíritu Santo, pasó a la Escritura. La tradición considera a Lucas como autor de una gran obra en dos volúmenes o tomos: el tercer Evangelio (llamado “el evangelio de los de abajo”, porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos) con 1,200 renglones, y el libro “Los Hechos de los Apóstoles”, la primera historia de la Iglesia. El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: “el que describe la amabilidad de Cristo”.
En San Lucas destacaron dos facetas: Lucas historiador y Lucas misionero. Se le denomina el evangelista de la Historia de la Salvación. Como Misionero no se le ha considerado tanto; sin embargo, San Juan Crisóstomo le llamó “incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrir”.
Otra faceta que resalta en el Evangelio de San Lucas es su amor a la Virgen María. A diferencia de los otros tres evangelistas (Marcos, Mateo y Juan), Lucas abordó en mayor medida el tema mariano, por lo que fue llamado “pintor de Maria”, y no porque haya pintado en el lienzo -como algunos le atribuyen- algunas imágenes antiguas de la Virgen, sino porque la pintó maravillosamente en su Evangelio, el cual también narra la infancia de Jesús.
Una antigua tradición dice que murió martirizado en Acaya, a los 84 años, colgado de un árbol. Sus restos fueron trasladados a Constantinopla y luego a Padua. Es patrono de los médicos y cirujanos, y la Iglesia lo celebra el 18 de octubre.
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