La celebración de las posadas.
En los últimos años, el sentido de las posadas se ha desvirtuado y se han convertido en simples celebraciones de fin de año, sin embargo, no debe olvidarse su auténtico sentido de preparación espiritual, aseguró Gustavo Bocanegra, catequista y maestro en Pedagogía Catequética por la Universidad Lumen Gentium.
“Una posada es un camino de preparación. No es una borrachera, tampoco es un momento para que la gente hable mal unos de otros, para ver quién tiene más o menos dinero o quién se liga a quién”, dijo el catequista.
Las posadas inician el 16 de diciembre y terminan el 24 de diciembre. Su origen es mexicano, ya que después de la conquista, los misioneros convocaban al público a las iglesias y ahí rezaban una novena. Era un recordatorio de la espera del Niño Dios. Se hacían los nueve días previos a Navidad como un símbolo de los nueve meses de embarazo de María. Luego comenzaron a hacerse en casas y barrios.
Las posadas son una novena que nos prepara para la Navidad.
“La riqueza de las posadas y la posibilidad que nos brinda cada uno de esos nueve días para acercarnos a la gente es muy grande. Se puede aprovechar como convivencia, pero también para Evangelizar y para atraer a las personas. No estamos en contra de que se baile y de que se celebre”, explicó.
¿Cuáles son los elementos que no pueden faltar en una posada? De acuerdo con el especialista, siempre debe haber momento para la oración, por lo que se recomienda el rezo de las Letanías. “Ojalá se pudiera rezar el Santo Rosario, sería excelente”.
No hay que olvidar el canto para pedir posada, la imagen de los peregrinos, las piñatas y la entrega de ‘aguinaldos’, que pueden incluir frutas o dulces.
Y considerar el significado católico de los elementos. “Los picos de la piñata, por ejemplo, son los siete pecados capitales; la venda de los ojos es muy importante, porque representa la fe de las personas y el palo, la fuerza para romper el pecado”.
Además, las posadas son oportunidad para que los grupos parroquiales salgan de las iglesias. “Anteriormente se hacían en la calle, se tocaban puertas y cualquier persona que pasara se podía sumar. Eso lo podemos recuperar”.
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