Se acerca la Navidad y muchas personas suelen aprovechar esta fiesta para dar algún presente a sus amigos o seres queridos. Y entonces comienzan los problemas ante la pregunta: ¿Qué regalar en Navidad?

¿Por qué se regala en Navidad?

Lo primer que debemos comprender nosotros los católicos es el sentido de la Navidad: el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. A partir de ahí, debemos replantearnos el objetivo de los regalos de Navidad.

Y es que, siempre que alguien nos invita a su cumpleaños, es costumbre llevarle un regalo que pueda ser de su agrado; no importa si es caro o es barato, o bien si nosotros mismos lo hemos elaborado, lo importante es llevarle ese presente que creemos que recibirá con gusto porque lo hemos elegido o lo hemos hecho pensando en él. 

¿A quién se le regala en Navidad?

Pues bien, como comentamos, en la Navidad celebramos el día en que Jesús nació; es decir, su cumpleaños, el cual nos invita a festejar con esperanza y alegría, porque, en este caso, ha sido el festejado quien nos ha traído con su Nacimiento el regalo más grande: la Salvación. 

Pero también, como nosotros en nuestros aniversarios, Él seguramente estará gustoso de recibir obsequios de parte nuestra. Aquí podemos preguntarnos qué cosas le gustaría a Jesús recibir como obsequios en su cumpleaños, y la respuesta es esta: regalos de amor, de paz y de hermandad. Es decir, que los regalos a Jesús son también regalos entre nosotros.

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¿Qué regalar en Navidad?

Así que desde hoy podemos comenzar a preparar nuestros regalos para dárselos como ofrenda a Jesús en esta Navidad, dirigiendo nuestra mirada no sólo hacia quienes están a nuestro alrededor, sino también hacia muchos a los que no conocemos, pero sabemos que están por ahí, y en los que lo podemos ver a Él.

Demos, por ejemplo, compañía a un anciano; visitemos a un enfermo, o ayudemos a un desempleado. Podemos también ir a la cárcel a ver a algún amigo o familiar, sin importar si es culpable o no. O quizás también platicar con alguien con actitud de escucha y comprensión. 

Buenos regalos para Jesús también pueden ser ayudar a quien está necesitado de apoyo y consuelo; pedir perdón y perdonar, así como buscar reconciliarnos con quienes estamos enfadados, entre otros muchos obsequios que seguramente a Él le agradará recibir en su cumpleaños, que ya estamos por celebrar.

Aquí una lista de regalos que podemos dar como ofrenda a Jesús en Navidad. No le llevemos sólo uno. ¡Llenémosle de obsequios en su cumpleaños! 

Oración del Papa Francisco para la Navidad 2020.

1. Ser agradecidos

Recordemos que gracias a nuestras parroquias, a nuestros párrocos y a nuestras comunidades parroquiales, tenemos la oportunidad de aprender y de practicar los valores del Evangelio. Nuestros templos no sólo nos permiten encontrarnos con Dios en los Sacramentos, sino también con los hermanos y la familia, para compartir la fe y construir con caridad el Reino de Dios en la tierra. 

Así que, un buen regalo de Navidad es que, en cualquier día previo a la Navidad, hacer una visita a tu párroco para preguntarle si necesita algún tipo de apoyo, ya que, de manera especial en estas fechas, las parroquias necesitan ayuda por la cantidad de actividades.

Si en tu parroquia -como sucede en muchas otras- la comunidad es muy activa, tal vez las necesidades del templo estén cubiertas. Pero seguramente tu párroco conoce a personas de la comunidad que tengan algunas necesidades, y puede canalizar hacia ellas tu ayuda, ya sea económica o de cualquier otro tipo.

Probablemente, él conoce algún enfermo al que le haría bien que lo visites, o alguna persona de la tercera edad que tenga necesidad de compañía, o bien a alguien con necesidades, y a quien tú puedes ayudar.

2. Ser cercanos al prójimo

La enseñanza de Jesús sobre el doble mandamiento del amor,  Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, es un resumen de los Diez Mandamientos. Los primeros 3 se refieren al amor a Dios. Los otros 7 tocan el amor al prójimo, al que, por principio de cuentas, debemos ser cercanos, pues de otra manera no podemos estar al tanto de sus necesidades.

No podemos decir que amamos a Dios, si no amamos al prójimo; y no podemos decir que amamos al prójimo, si no somos cercanos a él: en primer lugar, a nuestros padres, pero también a nuestros hijos, parientes, amigos.

En este sentido, otro regalo de Navidad puede ser  hacer una lista de familiares o amigos con quienes, por desidia o descuido de tus relaciones, no hayas tenido contacto en algún tiempo, y durante estos días hazles al menos una llamada para desearles una feliz Navidad en Jesús. A los que te sea posible, hazles una breve visita con el mismo propósito.

3. Perdonar y pedir perdón

Para los cristianos, pedir perdón y perdonar es esencial, pues el perdón es la base del restablecimiento de nuestras relaciones. Tan importante es el tema del perdón para Jesús, que Él mismo nos enseñó a pedirle al Padre que nos perdone como nosotros perdonamos, y que si no perdonamos a los hermanos, no recibiremos perdón. Así que hagámonos el propósito de buscar a quienes hayamos ofendido para pedirles perdón. De igual manera, si nos hemos sentido ofendidos por alguien, perdonémosle, sin importar que la persona no nos haya pedido perdón, ¿qué importa, si podemos perdonarla en nuestro corazón?

Los seres humanos tenemos la capacidad de perdonar por la bondad inscrita en nuestros corazones, o por el amor natural que tenemos por quien nos ofendió, como sucede con los padres, que perdonan con facilidad las faltas de los hijos porque los quieren. 

Pero además, los cristianos tenemos la capacidad de perdonar a personas que no tienen con nosotros ningún parentesco o amistad, debido a nuestros principios evangélicos. 

Recordemos que la Navidad es un tiempo de paz y amor. Así que perdonemos, pidamos perdón y reconciliémonos con quienes tengamos alguna diferencia o rencor. Definitivamente, ¡será un gran regalo para Jesús en su cumpleaños!

4. Ser generosos

Otro gran obsequio para ofrendar a Jesús en Navidad es mirar a los desfavorecidos de la sociedad -a los descartados, como diría el Papa Francisco- con la misma ternura con que Él los mira, y llevarles la esperanza que nos trae a todos su Nacimiento.

En este sentido, previo a la Navidad podemos visitar alguna casa o institución encargada de atender a cierto sector de la sociedad, sean asilos, orfanatos o lugares destinados al cuidado de enfermos, y llevarles algún apoyo, ya sea económico o en especie, de acuerdo con lo que se requiera en el lugar.

Por otra parte, hay muchos puntos de nuestro país que son paso de migrantes, quienes a menudo se colocan en los cruceros a fin de pedir a los transeúntes o automovilistas una pequeña ayuda económica, ya sea para alimentarse o para poder continuar su camino. 

Seamos ayuda para el forastero, en el que podemos ver el rostro de Jesús. Como dice el Papa Francisco, no sólo se trata de migrantes, se trata de hacer caridad, “esas obras de caridad con las que mostramos nuestra fe, y la mayor caridad es la que se ejerce con quienes no están en posibilidades de corresponder”. 

Hagámonos, pues, el propósito de ser auxilio para los migrantes, proporcionándoles, de acuerdo con nuestras posibilidades, ropa, alimento o alguna ayuda económica. ¡Vaya regalo para Él!, que nace para hacernos el regalo más grande: la salvación.  

5. Confesarse

Imaginemos por un momento que Jesús escoge nuestra casa para nacer. ¿Dónde lo pondríamos? Arreglaríamos y limpiaríamos lo mejor posible, le daríamos lo más digno, lo más bonito.

Pues Jesús ha escogido nuestro corazón para nacer. Él quiere nacer allí en esta Navidad a pesar de que somos miserables y pecadores. ¡Limpiemos nuestro corazón! La confesión es el mejor adorno de Navidad para nuestra alma.

¡Qué emoción recibir a Jesús en nuestro corazón en la Misa de la Noche Buena! Como papás, aconsejen a sus hijos para que comulguen en la Navidad. El corazón de los niños es el más bello templo para un Dios que nace pequeñito entre los hombres.

6. Anunciar la alegría de la Navidad

Los cristianos somos responsables de nuestros hermanos, por lo cual tenemos el deber de compartirles el Evangelio que el Señor nos ha confiado, especialmente en esta época navideña. 

¿Cómo podrá el mundo creer en la Buena Nueva de la Navidad, si los cristianos, como los demás, estamos enredados en nuestras inquietudes, obcecados en la carrera del dinero y de los bienes materiales; más preocupados por el contenido de nuestros platos que por la suerte de nuestros hermanos?

A manera de un gran regalo a Jesús, previo a la Navidad podemos organizar una reunión entre familiares o amigos para convivir y compartir los alimentos, pero también para orar en comunidad, y explicar, sobre todo a los niños, el significado que tiene la venida de Jesús.

Asimismo, podemos organizar otra reunión, también entre amigos, familiares o vecinos, para convivir y elaborar, en colaboración con los pequeños, tarjetas de Navidad que aludan a la importancia de esta celebración cristiana, y posteriormente salir a regalarlas a quienes encontremos en nuestro camino.

7. Hacer regalos con sentido cristiano

Las primeras comunidades cristianas no acostumbraban dar regalos en Navidad; por siglos el gozo navideño se centró en lo que debía centrarse: en celebrar el Nacimiento de Jesús.

Actualmente es costumbre dar regalos en Navidad o en los días previos, ya sea entre amigos, compañeros de escuela o de trabajo. Esto en sí no tiene nada de malo. Sin embargo, como personas de fe, sería bueno que nuestros regalos expresaran nuestros valores. Podemos empezar por dar obsequios a quienes no se los esperan y no tienen la manera de corresponder, como personas de escasos recursos.  

También podemos hacer regalos que expresen que tenemos la capacidad de amar a quien no nos ama, de perdonar a quien nos ha ofendido, de expresar nuestro deseo de reconciliarnos con quien ofendimos, con esa persona con quien tuvimos alguna dificultad, tal vez con un pariente a quien no le hablamos, o una amistad de la que nos distanciamos, un vecino pesado, un compañero de trabajo que nos hace la vida difícil, etcétera.

Si somos buenos para las manualidades, podemos darles algo hecho por nosotros. Y si no tenemos habilidades de ese tipo, podemos darles de regalo de Navidad una taza con dulces.  

Que no nos dé pena regalar un libro o algún objeto religioso, y no sólo a personas creyentes, sino incluso a quienes no comparten nuestra fe. Puede suceder que Dios se valga de nosotros para atraerles hacia Él. En suma, ¡regalemos cosas a nuestros hermanos, que a la vez sean regalos para Jesús!

8. Arrullar al Niño Dios

Cada año, en los primeros días de diciembre, muchas familias católicas disponen en su hogar el Nacimiento, dejando vacío el pesebre, pues está reservado para el Niño Dios, quien habrá de ocuparlo en la Nochebuena después de ser arrullado por quienes asisten a la cena de Navidad, los cuales se turnan para cargarlo y mecerlo mientras le cantan una canción de cuna.

Esta hermosa tradición simboliza que el Hijo de Dios reina en nuestro hogar, pero también es un compromiso para los papás de amar a sus hijos, de tratarlos con ternura y cercanía, sin importar la edad que tengan. Este compromiso de padres, es uno de los mejores regalos que podemos hacerle a Jesús en esta Navidad.

9. Asistir a Misa de Navidad

¡Qué mejor manera de celebrar el cumpleaños de Jesús que asistir en familia a Misa de Navidad! Jesús, que es el Pan de Vida Eterna, nació en Belén y fue recostado en un pesebre, un sitio humilde, donde se le daba comida a los animales, para enseñarnos que lo valioso de la vida no está en las riquezas materiales, sino en las espirituales.

Es hora de rescatar la Navidad. Es hora de rescatar al Niño Dios del rincón al que pretenden desplazarlo, y colocarlo al centro. Ello implica dar importancia a la Misa de Navidad por encima de cualquier otra celebración. Y al Nacimiento por encima de cualquier otra decoración que pongamos en el hogar. 

¡Feliz Navidad en Cristo!

Leer más: ¿Cómo darle un ‘plus’ a tu Navidad?

DLF Redacción

La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores.

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