La Iglesia Católica condena de forma radical el aborto al ser contrario a la vida. No en vano, Benedicto XVI advierte que el aborto “no resuelve nada”, pero “mata al niño, destruye a la mujer y ciega la conciencia del padre del niño, arruinando a menudo la vida familiar”. (Benedicto XVI, 26 de febrero de 2011)
Aunque su visión es clara y tiene una base estrictamente moral de acuerdo con el imperativo divino: “¡No matarás!”, históricamente el tema ha generado debate. Y la campaña presidencial estadounidense no está exenta de ello, al punto de que la demócrata Kamala Harris hizo del aborto una bandera central de su discurso.
Tras acumular un largo historial de acciones a favor del aborto en California, la dirigente política intentó llamar la atención de las mujeres de ambos partidos con un enfoque centrado en la libertad, afirmando que una dama debería poder tomar la decisión sobre su cuerpo, en vez de sufrir imposiciones del Estado.
Considerándose a sí misma como una defensora de la salud y los derechos reproductivos de la mujer, se refirió en repetidas ocasiones a la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos que en 2022 eliminó las protecciones federales establecidas en Roe vs. Wade.
Fue un hecho histórico con excepcionales implicaciones. La sentencia de máximo juzgado anulaba el veredicto que dictaminaba la “libertad de las mujeres para abortar hasta las 24 semanas de gestación”. Su rival, Donald Trump, se jacta de haber sido una pieza clave en ello.
Kamala, por su parte, ha advertido: “Cuando el Congreso apruebe la norma para recuperar los derechos de Roe, como presidenta de Estados Unidos la firmaré orgullosamente para hacerla ley”. Ningún Gobierno —agregó— debería decirle a una mujer lo que hacer con su cuerpo.
Su agenda es consistente con el tema. Incluso antes de que el presidente Joe Biden dejara de lado la candidatura presidencial, realizó lo que denominó una “gira por la libertad reproductiva”, y encabezó titulares cuando se detuvo en una clínica abortista para darle su respaldo.
Como senadora, la también abogada impulsó una propuesta que buscaba prohibir las restricciones a nivel estatal, entre ellas la de exigirle a los galenos un examen concreto para realizar intervenciones médicas.
De acuerdo con un sondeo publicado en agosto de 2024 por The New York Times, seis de cada diez encuestados cree que la actual vicepresidenta gestionaría este tema mejor que el líder republicano. El estudio no es aislado. Gallup le da una ventaja de 9 puntos porcentuales sobre Trump cuando se aborda esta materia, en parte, según diversos analistas, por la coherencia de sus acciones y su labor como fiscal general.
Estima que su rival republicano “no respeta la libertad ni la inteligencia de las mujeres para saber qué es lo mejor para ellas y tomar decisiones en consecuencia”.
En lo que respecta a su plan de gobierno, considera importante mejorar el acceso a la atención médica, valora necesaria una reforma del sistema de justicia penal, apoya la lucha contra el cambio climático y desea acelerar la transición hacia energías limpias. Asegura que adoptará medidas para reducir “disparidades” en áreas como la educación, el empleo y la salud.
Otro tema de interés en el que se ha esforzado por marcar diferencias en su línea de acción con Donald Trump es el migratorio. No en vano, a finales de septiembre se traslado hasta la frontera con México para dar a conocer su posición. Declaró que el sistema migratorio de su país “está roto” y estimó que “necesita ser arreglado”.
El pasado 27 de septiembre, Harris viajó a la frontera con México —la primera vez que lo hace como candidata presidencial— para exponer sus planes migratorios, algo que describió como un problema que ha perdurado durante décadas. En tanto, el 23 de octubre, durante el foro de CNN con la candidata presidencial demócrata, Harris aseguró que “el sistema migratorio de Estados Unidos está roto y necesita ser arreglado”.
Prometió tomar medidas “para mantener cerrada la frontera entre puertos de entrada” y advirtió que su gobierno prohibirá el ingreso a EE.UU. por cinco años “a quienes sean detenidos tratando de ingresar de forma irregular”. Destacó la necesidad de contar con un sistema migratorio “ordenado y seguro” y dijo que quienes no soliciten asilo en los puertos de entrada, luego “no podrán hacerlo”.
Propuso una reforma migratoria en un intento por atraer a dreamers, inmigrantes indocumentados llevados a Estados Unidos cuando niños: “No les hemos dado el camino para ganarse su derecho a la ciudadanía. Y eso es, nuevamente, una de las prioridades para mí”. Por último, destacó que se requieren más agentes de la Patrulla Fronteriza.
De igual forma, destaca su visión de la economía, uno de los puntos que generan mayor interés a los estadounidenses. En este marco, sugiere trabajar en un crecimiento económico que sea “inclusivo”, entendido como la protección de los derechos de las comunidades más vulnerables.
Además, propone invertir en infraestructura, así como en viviendas asequibles y guarderías, crear empleo y elevar los salarios. Sugiere una ampliación de los derechos sindicales y la negociación colectiva como un camino para brindar más protección a los trabajadores.
Apunta a un sistema fiscal en el que los más ricos paguen más impuestos. Asegura que disminuirá la inflación causante de precios “abusivos”, para lo que cree importante elevar la producción nacional y reducir la dependencia de cadenas de suministro extranjeras.
Un elemento revelador sobre la demócrata Kamala Harris es el respaldo que recibe de quienes no se adhieren a ninguna religión y los ateos. Según se desprende del estudio de opinión elaborado por la firma especializada Pew Research Center, 68% la apoya, en contraposición al 28% de este grupo que se decanta por Trump.
Entre quienes directamente niegan la existencia de Dios, ella recibe el apoyo del 85%, tema relevante en un país cuya mayoría (dos tercios) se declara cristiana. Como bautista, Kamala Harris también formaría parte de esa mayoría.
No prometió como Trump, “hacer a Estados Unidos rezar de nuevo”, pero según reseñó la prensa, en las vísperas de la elección presidencial, dijo desde una iglesia de Michigan que Dios le ofrece a Estados Unidos un “plan divino lo suficientemente fuerte para sanar la división”.
Como una continuidad de la política exterior de Joe Biden, Kamala Harris ha señalado que apuesta por el multilateralismo, lo que incluye el fortalecimiento de antiguas alianzas.
En este aspecto y con base en los conflictos bélicos en curso, destaca su posición sobre la recrudecida violencia en Oriente Medio.
La líder demócrata estima que el fallecimiento del líder de Hamas durante un operativo israelí representa unaoportunidad alcanzar un acuerdo que detenga la guerra de Gaza. Cree, además, que en esta misma línea se podría conseguir la liberación de los rehenes que en el marco del conclicto permanecen secuestrados.
Destaca el hecho de que, si bien apoya “el derecho a defenderse” de Israel, nación sobre la que llueven importantes desembolsos de dinero para armas desde Estados Unidos, no guardará silencio sobre lo que considera incorrecto, incluido el sufrimiento palestino. En este marco, Harris sugiere el alcance de una solución integral a partir del reconocimiento de dos Estados.
En cuanto a la OTAN, los analistas estiman que seguirá apoyando al organismo, de cuyas países espera una mayor cooperación; así como en alianza directa con la Unión Europea con miras a que se alcance una victoria de Ucraniasobre Rusia. Sin embargo, es claro que el tema presupuestario representa una presión directa sobre la pronta resolución del conflicto, toda vez que implica más gastos en materia militar de los que Estados Unidos parece estar dispuesto a asumir.
De momento, Kamala Harris ha asegurado que su país seguirá apoyando la integridad territorial de Ucrania, y parece claro en esta línea que mantendrá el flujo de armamento a Zelenski mientras dure la invasión de Rusia.“Me he sentido orgullosa de apoyar a Ucrania. Seguiré apoyándola y trabajaré para asegurar que prevalezca en esta guerra”, ha sentenciado con claridad.
Quedan por analizar las relaciones con China, puesaunque considera al gigante asiático su enemigo, apuesta porevitar un conflicto directo. No obstante, advierte: “La política que deberíamos tener respecto a China es asegurarnos que Estados Unidos le gane la competencia por el Siglo XXI”.
La consagración consiste en confiarte a Ella para que interceda por ti ante Jesús, le…
Es innegable que la educación es uno de los factores más importantes, no sólo para…
Si ya bendijeron tu Corona de Adviento el año pasado, te explicamos si debes llevarla…
Descarga gratis el Misal Mensual en PDF de Diciembre 2024, un libro litúrgico que te…
En el proceso de canonización de sor Juana se han instruido 3 causas diferentes; las…
“Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a…
Esta web usa cookies.