En el marco del Año Jubilar 2025 convocado por el Papa Francisco, se anunció que Su Santidad abrirá cinco puertas santas, las cuales permanecerán abiertas durante un año, ¿pero qué es una Puerta Santa y cuál es su función dentro de la Iglesia Católica? Te lo explicamos.
Una Puerta Santa es una puerta especial que se encuentra ubicada en las catedrales o iglesias designadas por el Papa y que se abren en ocasiones muy significativas, como los años jubilares, y simboliza la misericordia de Dios.
El rito relacionado con la apertura de esta Puerta tiene su origen en la tradición de la Iglesia que se considera que cruzar esta puerta es un acto de fe que otorga indulgencias a los fieles. Así, dicha Puerta es un símbolo de la entrada a la gracia divina y un llamado a la conversión y la reconciliación con Dios.
El objetivo que tiene la apertura de la Puerta Santa es ofrecer a los fieles la oportunidad de experimentar la misericordia de Dios de manera tangible, ya que al cruzarla son invitados a reflexionar sobre su vida espiritual, a buscar el perdón de sus pecados y a renovarse en su compromiso con la fe.
Este acto se enmarca dentro de un contexto de penitencia y conversión, promoviendo así un acercamiento más profundo a la vida cristiana por medio de un acercamiento espiritual con Dios.
Las Puertas Santas se abren generalmente durante los años jubilares, que ocurren cada 25 años, aunque el Papa puede convocar años jubilares extraordinarios en cualquier momento. Por ejemplo, el Papa Francisco proclamó un Año Santo de la Misericordia, que comenzó el 8 de diciembre de 2015 y concluyó el 20 de noviembre de 2016, durante el cual el Obispo de Roma abrió varias Puertas Santas:
La apertura de una Puerta Santa es un rito que generalmente es realizado por el Papa o, en su ausencia, por un obispo. Sin embargo, en ocasiones especiales, se puede delegar esta responsabilidad a otros sacerdotes. La autoridad para abrir esa Puerta está vinculada a la misión pastoral y a la potestad de guiar a la comunidad en el camino de la fe.
El rito de apertura de una Puerta Santa incluye una serie de ceremonias litúrgicas. Dicho rito comienza con una oración y la bendición de la puerta, seguido de la ceremonia de apertura, que puede incluir el uso de un martillo o un bastón para golpear la puerta y abrirla.
Este acto simboliza la invitación a entrar en la gracia de Dios y a participar en la vida de la Iglesia. Después de la apertura de la Puerta se celebra una Misa, donde se enfatiza el tema de la misericordia y la reconciliación.
Una vez abierta, la Puerta Santa permanece accesible durante todo el Año Jubilar determinado por el Papa y, en algunos casos, puede permanecer abierta por un tiempo adicional, y ello dependen de la decisión del Papa o del obispo local. Sin embargo, al finalizar el año jubilar, la puerta se cierra, simbolizando el cierre de un tiempo especial de gracia y penitencia.
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