El título de Doctor es un reconocimiento que otorga la Iglesia a la autoridad pedagógica y a la perdurabilidad teológica del magisterio llevado a cabo por los santos durante su vida. Foto Especial.
En la tradición católica, el título Doctor de la Iglesia (lat. Doctor Ecclesiae o Doctor Universalis) es un honor excepcional que la Iglesia concede a determinados santos cuya enseñanza, a través de sus escritos, predicación y ejemplo, han aportado de modo eminente a la doctrina, la espiritualidad y la vida de la fe en beneficio de la Iglesia universal.
Es, por tanto, un reconocimiento que la Iglesia, a través de la Santa Sede, otorga a la autoridad pedagógica y a la perdurabilidad teológica del magisterio llevado a cabo por algunos santos durante su vida y cuya santidad, sabiduría y contribuciones son consideradas de importancia universal para los fieles.
De acuerdo con la tradición y la práctica establecida por el Dicasterio de las Causas de los Santos, son tres los requisitos principales que se deben cumplir para que un santo alcance la designación de Doctor de la Iglesia.
De acuerdo con los criterios establecidos por la Santa Sede, tres aspectos son los que distinguen a un Doctor de la Iglesia:
El Papa San Juan Pablo II señaló en octubre de 1997 que “cuando el Magisterio proclama a alguien Doctor de la Iglesia, desea señalar a todos los fieles, y de modo especial a los que prestan en la Iglesia el servicio fundamental de la predicación o realizan la delicada tarea de la investigación y la enseñanza de la teología, que la doctrina profesada y proclamada por una persona puede servir de punto de referencia, no sólo porque es acorde con la verdad revelada, sino también porque aporta nueva luz sobre los misterios de la fe, una comprensión más profunda del misterio de Cristo”.
“La Lumen gentium, por su parte”, añadió, “enseña que en los santos nos habla Dios mismo. Por esta razón, con el fin de profundizar en los divinos misterios, que son siempre más grandes que nuestros pensamientos, se atribuye un valor especial a la experiencia espiritual de los santos, y no es casualidad que la Iglesia escoja únicamente entre ellos a las personas a quienes quiere otorgar el título de Doctor”.
El designar a un santo como Doctor significa que la Iglesia reconoce la utilidad y la autoridad de sus escritos para la enseñanza y la vida de la fe en sentido universal, y no que todo lo que escribió sea exento de interpretación histórica, además de que dicho título también eleva la figura del santo como modelo-teólogo para la Iglesia universal.
De este modo, los alcances que conlleva el título de Doctor de la Iglesia son:
Aunque teóricamente cualquier fiel u obispo puede proponer a un santo para que sea designado como Doctor de la Iglesia, es el Dicasterio de las Causas de los Santos la que presenta los candidatos al Papa, pero antes corresponde a la Congregación para la Doctrina de la Fe atestar la veracidad, el fundamento teológico y la naturaleza trascendente de las obras del santo.
Así, el proceso que se sigue para designar a un santo como Doctor de la Iglesia consiste de cuatro etapas bien definidas:
La designación de ciertos Doctores de la Iglesia comenzó en la antigüedad y la Edad Media, pues ya en la tradición occidental se distinguían cuatro grandes Doctores latinos: San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo y San Gregorio.
El Papa Bonifacio VIII, en 1298, formalizó litúrgicamente la preeminencia de los cuatro “grandes” al ordenar la celebración de sus fiestas con rango especial, acción que cristalizó la práctica y la expresión de “Doctores” en la tradición occidental y con el tiempo el reconocimiento se amplió mediante declaraciones pontificias.
Al paso del tiempo la atribución para designar a un Doctor de la Iglesia pasó a ser una decisión formal que implica el examen del Dicasterio competente y la aprobación pontificia.
En la normativa actual, la Apostolic Constitution Praedicate Evangelium y las normas del Dicasterio para las Causas de los Santos, este Dicasterio tiene la competencia de tramitar la concesión del título, tras recibir el voto doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
La motivación para dicha designación parte del hecho de que la Iglesia instituye y usa la distinción para señalar modelos de enseñanza segura y fructífera de quienes, por su sabiduría y santidad, ayudan a interpretar la fe y a formar generaciones.
Oficialmente la Iglesia ha reconocido a 38 doctores, siendo el último de ellos San John Henry Newman proclamado Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre de 2025, luego de que el 31 de julio de 2025 el Papa León XIV confirmó la opinión favorable del Dicasterio para las Causas de los Santos para conferirle dicho título.
A continuación, te presentamos la lista completa y en orden cronológico de la proclamación o del reconocimiento de los 38 doctores de la Iglesia:
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