¿Qué es la gula? seguramente tú también te has hecho esta pregunta ¡Te respondemos!
Uno de los placeres de los seres humanos es disfrutar y degustar de los alimentos y bebidas, sobre todo cuando se sacia el hambre y la sed; sin embargo, hay quienes comen y beben en exceso y sin control, cayendo en el pecado de la gula, que es considerado como “capital”, es decir, que se convierte en origen de otros vicios.
¿Quieres saber qué es realmente la gula y por qué puede llegar a ser un pecado mortal? Te invitamos a que sigas leyendo.
La palabra gula proviene de la palabra en latín gula, que significa garganta, gaznate, y pasó a significar voracidad. La palabra está relacionada con gluttiëre, que significa tragar.
La gula es un apetito excesivo por la comida y la bebida. A una persona que no tiene medida al comer y beber se le denomina glotona o insaciable, y quienes tienen estas características normalmente padecen de sobrepeso.
La Biblia nos dice que el incurrir en el consumo excesivo de comida y líquidos puede llevar a la pérdida de la prudencia y la sabiduría, además de caer comportamientos perversos y pensamientos torcidos en el alma.
Por esta razón, nos invita a evitar caer en el pecado de la gula y a buscar la moderación y el autocontrol en el consumo de alimentos y bebidas, glorificando a Dios con nuestro cuerpo.
Estos son algunos pasajes bíblicos que hacen referencia a la gula:
En conjunto, estos versículos subrayan la importancia de la moderación, el autocontrol y la reflexión sobre las elecciones alimenticias y de estilo de vida, para evitar caer en la trampa de la gula y sus posibles consecuencias perjudiciales.
La gula se considera un pecado porque atenta contra el cuerpo que es templo del Espíritu Santo.
En Corintios 6:19-20 se señala que nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo y que debemos glorificar a Dios en él. Por lo tanto, la gula va en contra de esta enseñanza al abusar y descuidar el cuerpo que Dios nos ha dado.
Y, como señalamos, también es pecado capital porque puede generar otros vicios y excesos que atentan contra nuestros hermanos.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando los padres se preocupan tanto en llenarse el vientre, que terminan por dejar sin comer a los hijos; cuando las personas se preocupan sólo por saciarse sin darse cuenta que hay quienes no tienen nada que llevarse a la boca; cuando en alguna convivencia una persona consume de forma abusiva, más de lo que le corresponde, dejando a los demás con menos.
La gula se combate con la virtud de la templanza, que emerge como una guía esencial en la búsqueda de un equilibrio armonioso entre los placeres y las necesidades del cuerpo. La templanza se erige como un faro que ilumina el camino hacia la moderación y la autodisciplina.
La templanza nos invita a resistir las tentaciones de la indulgencia excesiva, especialmente en el ámbito de la alimentación. Al adoptar esta virtud, cultivamos la capacidad de disfrutar de los placeres de la mesa sin caer en la voracidad descontrolada.
La gula es, en general, un pecado venial cuando se presenta sólo como una tolerancia indebida al exceso de la comida y la bebida, y se convierte en mortal cuando se tiene un apego exagerado a los placeres de la mesa, de tal manera que la persona vive sólo para comer y beber, haciendo de su vientre un dios, como decía el apóstol San Pablo.
En síntesis, es un pecado mortal cuando una persona que, por los excesos en el comer y beber, ha perjudicado su salud o se queda incapacitada para los deberes, cuya realización tiene una obligación grave.
Esto es lo que el Papa Francisco ha dicho sobre el pecado de la gula:
“Nosotros lo vemos cuando una persona tiene una relación desordenada con la comida. Vemos cómo come, de prisa, con ganas de saciarse y nunca se sacia, no tiene una buena relación con la comida, es esclavo de la comida”.
“La comida es la manifestación de algo interior: la predisposición al equilibrio o a la desmesura; la capacidad de dar gracias o la arrogante pretensión de autonomía; la empatía de quien sabe compartir la comida con los necesitados, o el egoísmo de quien lo acumula todo para sí mismo”.
Durante la Audiencia General celebrada el 10 de enero de 2024 en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco hizo una meditación sobre el pecado de la gula, de la cual retomamos algunas frases que a continuación te compartimos.
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