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¿Qué es la Orden de la Merced, conocidos también como Mercedarios?

España luchó durante 400 años para expulsar a los moros de su territorio (1085-1492), y los cristianos que eran tomados presos. Si no se convertían al Islam, eran vendidos como esclavos a los musulmanes de África, por lo que era necesario pagar un rescate para conseguir su libertad, como ocurrió con Miguel de Cervantes Saavedra.

Fue la Virgen María quien inspiró a San Pedro Nolasco (1180-1256) a socorrer a estos desaventurados y así nació la Orden de la Merced o de la Redención de los cautivos, también conocidos como Mercedarios. El Papa Inocencio XII extendió la Orden a la Iglesia universal y por ello, la Virgen de la Merced es venerada en todo el mundo.

La Virgen de la Merced.

Aunque la evangelización dio inicio en Nueva España con los franciscanos, el primer religioso que llegó a México perteneció a la Orden de Nuestra Señora de la Merced y fue Fray Bartolomé de Olmedo, capellán de la expedición de Hernán Cortés que tuvo lugar en 1519. Sus historias, aciertos y penurias fueron descritas por Bernal Díaz del Castillo, soldado y cronista.

Leer: Así llegó la devoción a la Virgen de la Merced a México

Estos religiosos se instalaron primero en Guatemala, pero en 1582, algunos llegaron a la capital del Virreinato para estudiar en México, y desde entonces, el número de vocaciones y fundaciones se incrementó considerablemente, de modo que para 1593 ya tenían noviciado y colegios propios y en 1619, crearon una Provincia eclesiástica llamada de la Visitación. 

Tenían 21 Casas en la Nueva España, entre ellas, en México, donde fundaron el convento de La Merced, una verdadera joya arquitectónica, aunque fue dañada y destruida durante las etapas de persecución religiosa en nuestro país, a partir de la Reforma, y en esta misma ciudad atendieron los colegios de San Pedro Pascual y Ramón, desde 1626. 

El primer sitio donde se hospedaron estos religiosos en la Ciudad de México fue el Barrio de San Lázaro, una de las zonas más marginadas donde estaban los leprosos. Luego se mudaron a la zona de La Merced, donde ahora está el mercado. 

Imagen de Virgen de la Merced que se encuentra en Guatemala.

En Puebla trabajaron desde 1598, en Oaxaca desde 1601; Valladolid (Morelia) desde 1604; Colima y Tacaba desde 1607; Veracruz y Atlixco, desde 1613; San Luis Potosí y Guadalajara desde 1628, además de otras ciudades como Aguascalientes, Lagos, Zacatecas, Querétaro, San Cristóbal, Toluca, Celaya, Valle de Santiago y otras más.

Los Mercedarios formaron buenos catedráticos para la Universidad y aportaron seis obispos a la Nueva España. La Orden recolectaba limosnas para la redención de presos y cautivos, carisma que los distinguió sobre las demás órdenes religiosas.

En cuanto a la Iglesia de la Merced de la Ciudad de México, la primera piedra se colocó el 8 de septiembre de 1602, en un terreno que compraron a Guillermo Borondate. Este sirvió de capilla del Tercer Orden hasta que se demolió en 1861, pero en 1634 se comenzó a edificar un nuevo templo cuya obra se prolongó hasta 1654, bajo la dirección del arquitecto Lázaro de Torres. Era tal el afecto que la población tenía por estos religiosos que, en 1679, los frailes contaron con un generoso subsidio de cien mil pesos ya que Fray Juan de Herrera, un prestigiado predicador y Provincial de la Orden, consiguió que cien personas aportaran mil pesos cada uno. 

Este templo quedó recubierto de tejas de plomo que despertaron codicia de los enemigos de la Iglesia; contaba con tres naves y maravillosas capillas con retablos y pinturas que sorprendieron a nacionales y destacados viajeros. El claustro, con cantera labrada y maravillosas pinturas, fue el mejor de Nueva España. La obra concentró el trabajo especializado de canteros y artistas, de modo que la obra se prolongó hasta inicios del siglo XVIIII y en 1702, el conde de Miravalle todavía aportaba 12 mil pesos, con la promesa de dar más para enriquecer al templo.

Durante la Reforma, el templo fue destruido. El cronista Guillermo Tovar de Teresa ha calificado su destrucción como un verdadero crimen y una afrenta a la cultura. El predio, por lo demás, fue desaprovechado, convertido en caballeriza y de aquella obra patrimonial sólo queda ahora un terreno baldío. El claustro se salvó de ser demolido gracias a la intervención del muralista Gerardo Murillo, el Doctor Atl, quien, en 1915, suplicó a Venustiano Carranza que se respetara para la posteridad. Su biblioteca fue saqueada y quemada, y se redujo a polvo la obra de artistas de la talla de Blas de Santa María, Tomás Juárez y Francisco Antonio de Anaya. 

Exconvento de la Merced, en la Ciudad de México. Foto: INAH

Congregación: Mercedarios

Nombre oficial: Orden de Nuestra Señora de la Merced de la Redención de los Cautivos.

Fundador: San Pedro Nolasco

Lugar de origen: Barcelona, España

Carisma: Redención de los cautivos que están en peligro de perder la fe (hoy en día existen muchas formas de esclavitud)

Hábito: Todo blanco y está sujeto por un cinturón; encima un escapulario, capilla o capucha. Sobre el escapulario suele ir el escudo de la Orden, que consta de una cruz blanca sobre fondo rojo y debajo barras amarillas y rojas (En el escudo encontramos la cruz de Barcelona que le da el obispo de esa Ciudad – Berenguer de Palou – a san Pedro Nolasco y las barras en el escudo se refiere al escudo del Reino de Aragón que le da Jaime I de Aragón a la Orden).

Santos y mártires: san Pedro Nolasco, san Ramón Nonato, san Serapio, san Pedro Armengol, san Pedro Pascual, santa María de Cervellón Beata Mariana de Jesús.

 

Carlos Villa Roiz

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.

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