Si le preguntas a cualquier persona qué es la homilía dentro de la Misa, seguramente te responderá que es el ‘sermón’ del sacerdote.
Pero, en realidad, es mucho más que eso. De acuerdo con la Instrucción General del Misal Romano, “es parte importante dentro de la Liturgia, “pues es necesaria para alimentar la vida cristiana”.
La Instrucción General deja muy en claro que debe ser impartida por un ministro ordenado, ya sea el obispo o sacerdote celebrante o concelebrante, o que esté presente en la Misa sin estar concelebrando y, según las circunstancias, también un diácono. Eso sí, nunca puede ser impartida por un laico.
La homilía es obligatoria en todas las Misas de domingo y de precepto que se celebran con asistencia de pueblo y sólo puede omitirse por una causa grave; asimismo, se recomienda tenerla todos los días de Adviento Cuaresma y el tiempo Pascual y en las ocasiones especiales para cada iglesia o parroquia.
La tradición de la homilía está presente en la Iglesia casi desde su fundación y ésta proviene desde el judaísmo. En su libro “Ir a misa, ¿para qué?”, la escritora católica y colaboradora de Desde la fe, Alejandra Sosa, nos recuerda que, en tiempos de Jesús, los maestros y expertos en las Escrituras se sentaban en el templo, rodeados de sus discípulos a los cuales enseñaban.
“Recordemos esa escena de la infancia de Jesús en la que María y José lo encuentran sentado en el templo entre los expertos en la Escritura”.
“Así pues, cuando quien pronuncia la homilía se sienta en la sede no lo hace porque ya sabe que va lanzar un ‘rollo’ tan largo que de una vez se pone cómodo para no cansarse, sino porque la posición de sentado en la Biblia indica enseñanza y en estos momentos el que pronunciará la homilía asume, en cierto modo, un papel de maestro”.
En su libro, Alejandra Sosa enumera varias razones, que ahora compartimos:
De acuerdo con la escritora, la homilía nos ayuda a ‘aterrizar’ la Palabra de Dios, a comprenderla y descubrir qué es lo que debemos aprender de ella.
“La gran pregunta que una buena homilía ayuda a responder es: ¿qué significa esa Palabra en mi vida?, es decir: ¿en qué me concierne?, ¿de qué me sirve?, ¿qué me da y qué pide de mí?”.
“Quien la pronuncia te señala algo que puede ser muy nutritivo y sabroso para tu alma. Ahora bien, cabe aclarar que así como tu amigo solamente te señala lo bueno pero depende de ti servirte, comer y disfrutar aquello, de igual modo, quien pronuncia la homilía te da pautas que depende de ti aprovechar”.
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