La palabra apocalipsis proviene del griego apokalypsis, que significa “revelación”. Precisamente esta es la primera palabra que aparece en el libro bíblico llamado Apocalipsis, que por eso recibe ese nombre. Así pues, lo primero que hay que decir es que “el apocalipsis” no es un acontecimiento catastrófico que ha de suceder en un futuro indeterminado, sino una revelación de Jesús que es de capital importancia y urge atender en el momento presente para alcanzar un estado de dicha, de gozo que inicia en el momento de escuchar las palabras de Jesús. El libro bíblico empieza diciendo: “Revelación de Jesucristo…”.
Es decir, Jesús va a revelar algo que hará felices a los seres humanos, que les liberará de sus ataduras, que les hará entrar en la dinámica de total plenitud del reinado de Dios. Jesús SIEMPRE revela noticias buenas, no es ave de mal agüero que trae calamidades y destrucción. Ya me parece escuchar al amable lector que se pregunta ¿Acaso el Apocalipsis no describe con lujo de detalle calamidades y destrucción? ¿No es esto el vaticinio de un tiempo futuro de sufrimiento terrible? Esto es verdad, LITERARIAMENTE se hace uso de un lenguaje llamado “apocalíptico”, pero la razón de esto reside en que el autor del libro utiliza un género literario llamado “apocalíptico”.
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Por eso, para entender el mensaje del libro hay que interpretarlo atendiendo a las características propias de este género literario. No es lo mismo una crónica histórica o científica que un poema, una epopeya que una parábola, etc. Si no atendemos a las reglas de interpretación que exige cada tipo de texto, acabaremos por hacerle decir lo que su autor nunca quiso decir. Si yo le escribo a mi esposa un texto en el que le digo “Tus ojos son como dos llamas de fuego que derriten mi corazón cuando me miran”, usted, amable lector de inmediato entiende que no estoy describiendo literalmente los poderes destructores que posee mi esposa en su mirada. Sabe que estoy haciendo uso de una metáfora, de un poema.
Desgraciadamente, en los medios de comunicación y en una pésima predicación del libro del Apocalipsis se hace una lectura literalista y errónea, haciendo pensar a la gente que el libro presenta una especie de descripción al detalle de cosas que realmente sucederán y lo único que se logra es tergiversar el mensaje y causar miedo y perplejidad en la gente.
Los textos bíblicos apocalípticos, lejos de querer infundir miedo o revelarnos cosas acerca del futuro, fueron escritos como un mensaje de esperanza y resistencia en medio de las persecuciones y dificultades que enfrentaba el pueblo de Dios, haciéndole saber que la última palabra en la historia, a pesar del sufrimiento que se viva, la tiene Dios, que conduce todo para bien de su pueblo y le acompaña y da fuerza para enfrentar cualquier situación y salir victorioso. Se utilizan imágenes y símbolos (guerras, destrucción de los elementos de la naturaleza, bestias de aspecto terrible, personajes enigmáticos, etc.) que deben ser interpretados para comprender el mensaje y poder aplicarlo en el aquí y el ahora de nuestra vida como Iglesia.
* Jorge Arévalo Nájera es Director de la Dimensión de Biblia y Extensión Formativa de la Arquidiócesis Primada de México.
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