En las familias católicas se habla de la santa o cristiana sepultura. ¿A qué se refieren con este término? ¿Qué implicaciones tiene? ¿Acaso la Iglesia católica rechaza la cremación? En entrevista para Desde la fe, el padre Salvador Barba, ex director de Liturgia de la Arquidiócesis de México nos habla al respecto.
En las culturas ha existido el campo antropológico donde se le da un respeto al cuerpo del difunto, ya sea enterrándolos, sepultándolos, incinerándolos o levantando grandes monumentos en su memoria.
Dar sepultura a los muertos es darle el respeto que se merece, no dejar el cuerpo de la persona en la tierra. Atenderlo después de la vida con la esperanza futura y con la promesa de Cristo en la resurrección de la carne. El cuerpo es pasajero, pero no hay que desecharlo, por respeto por lo que fue y representó con vida.
La santa sepultura es expresar la fe, la resurrección de la carne y un recuerdo digno de quien amamos y quien nos amó. Es una insistencia, sepultar a los muertos, no regar las cenizas ni tenerlos en lugares inapropiados.
“Una santa sepultura es un consuelo para el doliente, actualmente vemos a las personas que buscan en fosas o en las calles. Al realizar la santa sepultura es saber dónde está, conservar y saber dónde está el cuerpo”, comenta el padre Salvador Barba.
A través de la muerte es como descubrimos la vida, como lo hicieron los apóstoles y la comunidad al sepultar a Cristo. Siempre ha existido en las culturas de diversas maneras el tener un respeto al cuerpo cuando el alma ha ascendido a la Gloria del Padre.
A partir del año 1963 han aparecido en las prácticas católicas en el Código de Derecho Canónico que la iglesia aconseja que se conserve la costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos.
Sin embargo no prohíbe la cremación, que es lo mismo que la incineración, a no ser que se haya elegido por razones contrarias a la fe cristiana.
El Catecismo de la Iglesia Católica menciona que “La iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo”
Esparcir cenizas al mar, ríos o en la tierra no son prácticas aceptadas en la fe Cristina. Por lo que se aconseja mantener las cenizas en una urna y en un lugar designado para guardar los restos de difuntos; por ejemplo en los anexos de un templo o en un edificio reservado para esto, como los Mausoleo o en el cementerio.
Las obras de misericordia son aquellas acciones caritativas en las cuáles ayudamos a nuestro prójimo en las necesidades corporales y espirituales.
Algunas de las obras de misericordia espirituales son:
La última obra espiritual es rogar a Dios por los vivos y los muertos, después de realizar la Santa sepultura, es necesario realizar oración, ir a misa y pedir por el cuerpo del difunto para que Dios lo ilumine y lo lleve a la vida eterna, pero también oremos por quienes viven para que Dios nos brinde esperanza y consuelo en los momentos difíciles.
Las obras de misericordia corporales surgen de una lista hecha por Jesús en el Juicio Final, de las siete obras corporales, algunas de ellas son:
La séptima obra de misericordia es enterrar a los difuntos, aquí es dónde entra la santa sepultura. Sepultar no significa olvidar y por lo mismo esta relacionada con la obra espiritual, rezar por los vivos y los muertos. Hay que recordar que se debe de hacer con respeto estas prácticas.
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