La Presentación de Jesús en el Templo, también conocida como la Purificación de la Virgen María o la Candelaria, es un evento litúrgico significativo en la tradición cristiana, especialmente en la Iglesia Católica.
La Presentación de Jesús en el Templo se encuentra descrito en la Biblia en el Evangelio de Lucas, capítulo 2, versículos 22-40. Este pasaje bíblico describe el cumplimiento de las leyes judías por parte de María y José, quienes llevaron a Jesús al Templo de Jerusalén después de su nacimiento.
Este evento en la Biblia es muy significativo por lo siguiente:
La Presentación de Jesús en el Templo, también conocida como la Fiesta de la Candelaria, se celebra el 2 de febrero en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica.
Esta celebración tiene lugar 40 días después de la Navidad, marcando el final del período de la purificación ritual de María después del nacimiento de Jesús, según la ley judía.
La fecha coincide con la antigua festividad judía de la purificación y presentación de los primogénitos en el Templo, así como con la conmemoración de la ofrenda de Jesús al Padre.
El rito de la Presentación de Jesús en el Templo se realizó según la tradición y costumbres judías de la época, como se describe a continuación:
Después de los cuarenta días de la purificación ritual de María, que era requerida según la ley judía después del nacimiento de un hijo varón, la Sagrada Familia se dirigió al Templo de Jerusalén. Este viaje simboliza la obediencia de María y José a las leyes religiosas.
Al llegar al Templo, María y José presentaron a Jesús y ofrecieron un par de tórtolas o dos pichones, de acuerdo con lo establecido en la ley de Moisés para las familias que no podían permitirse un cordero (Levítico, 12-8).
Después de cumplir con la ceremonia del Templo, la Sagrada Familia regresó a Nazaret, donde Jesús creció y se desarrolló.
La Presentación de Jesús en el Templo está directamente relacionada con la purificación de María debido las leyes judías. Según la ley mosaica, las mujeres que daban a luz quedaban ritualmente impuras durante un cierto período de tiempo. El libro de Levítico establece que, después del nacimiento de un hijo varón, la madre quedaba impura durante siete días, y después de eso, tenía un período adicional de 33 días para su purificación. Durante este tiempo, no se le permitía tocar objetos sagrados ni entrar en el Templo.
El Evangelio según San Lucas relata que María y José observaron estas leyes judías de purificación después del nacimiento de Jesús. Después de los cuarenta días requeridos por la ley, llevaron a Jesús al Templo para cumplir con dos rituales: la presentación del primogénito y la purificación de María. Esta doble observancia se menciona en el Evangelio de Lucas 2, 22-24.
El Día de la Candelaria se refiere a las velas o “candelas” que simbolizan a Jesús como la “Luz del mundo”. Esta práctica se basa en la profecía de Simeón durante la Presentación de Jesús, donde lo llamó “luz para revelación a las naciones” (Lucas, 2-32).
La oración en la fiesta de la Presentación del Señor sigue el ejemplo de los personajes bíblicos como Simeón y Ana, quienes, al encontrar a Jesús en el Templo, ofrecieron oraciones y alabanzas. Imitar su respuesta espiritual es una forma de unirse a la adoración y reconocimiento de Cristo.
El 2 de febrero se puede decir esta oración para celebrar la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo:
Dios misericordioso y eterno, en este día en que recordamos la Presentación de tu Hijo amado, Jesús, en el Templo, elevamos nuestras voces hacia Ti con gratitud y alabanza.
Te damos gracias por la obediencia de María y José a las leyes de la purificación, por su humildad al presentar al Salvador en el Templo, y por la revelación profética de Simeón y Ana.
En esta fiesta de la Presentación del Señor, te pedimos que ilumines nuestros corazones con la luz de Cristo. Que, al igual que Simeón, reconozcamos en Jesús la redención y la paz para todos los pueblos.
Que el ejemplo de María y José inspire en nosotros la obediencia confiada a tu voluntad y el servicio humilde a tu plan divino.
Te pedimos que bendigas nuestras familias, comunidades y naciones con tu gracia y amor. Que podamos seguir el camino de la fe, guiados por la luz que Jesús trajo al mundo.
Concédenos la sabiduría para comprender la importancia de este misterio y la fortaleza para vivir de acuerdo con los valores del Evangelio.
En esta fiesta de la Presentación, te ofrecemos nuestras vidas como un sacrificio vivo y agradable. Que podamos ser instrumentos de tu paz y portadores de tu luz en un mundo que tanto necesita tu amor.
A través de Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.