En algunos funerales se tiene la costumbre de hacer guardia de honor, es decir, los presentes se colocan a los extremos del féretro durante unos minutos en los que permanecen en silencio.
Esto es un protocolo para funerales militares, sin embargo, en algunos otros se llega a hacer.
Sobre el tema, el Pbro. Eduardo Michel Flores, escribió un artículo para el Semanario de Guadalajara en el que expone por qué en los funerales católicos no es necesario hacer guardia de honor.
Comienza explicando que la duda surgió de una fiel, quien le dijo que presenció un funeral en el que los asistentes se colocaron a los lados del féretro y el padre -que se disponía a iniciar la Misa- los mandó a sentar; esto provocó el enojo de varios.
El padre estaba en lo correcto, consideró. “La manera que tenemos los creyentes de honrar a nuestros difuntos, es a través de la oración, la escucha de la palabra de Dios, la participación en la liturgia, y no haciendo guardias de honor a los difuntos en sus funerales”.
La Iglesia tiene su propia manera de ‘hacer guardia al difunto’, es en la Misa, con la participación en la liturgia, es decir, con la escucha atenta de las lecturas de la palabra de Dios, con las respuestas y el canto.
Y aunque no hay una norma explícita de la Iglesia sobre el tema de la guardia de honor, hay dos aspectos a considerar que enlistó:
“La guardia es más bien una forma de honra fúnebre propia del ámbito civil, y no forma parte de la tradición cristiana (se hace guardia, por ejemplo, al soldado o al oficial de policía caído en el cumplimiento de su deber para honrar su sacrificio; se hace guardia también al jefe de Estado que ha muerto, por su servicio a la patria)”.
Por ello, lo mejor es evitarla, aconsejó.
Consideremos que si bien las personas tenemos amplia necesidad de despedir a nuestros seres queridos y estar cerca en los últimos momentos, esto ya lo contemplan los ritos de la Iglesia.
En el velorio, los familiares y amigos se reúnen para “estar” con el cuerpo del difunto y “acompañarlo”. Este momento es una oportunidad para rezar el Rosario y honrar cariñosamente la memoria del difunto.
Posteriormente viene el centro de las oraciones de la Iglesia para los difuntos que es la celebración de la Misa funeraria o exequias, en la que se ora para que pueda alcanzar la vida eterna.
Así que los rituales de la Iglesia son más que suficientes.
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