Se cree que el karma es como un búmeran, que cuando se hace algo malo, se regresa.
“¿Puede un católico creer en el karma?”, la respuesta a esta pregunta es no. Va en contra de la doctrina de la Iglesia Católica.
El sacerdote Eduardo Michel Flores dio espacio a este tema en su columna en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara en la que explica cada semana temas de interés a los lectores.
El karma, explicó, es la creencia de que todo lo que se hace se le regresa a uno, tarde o temprano, lo bueno y lo malo. Esta creencia es central en la doctrina de ciertas religiones orientales como el hinduismo y el budismo.
Por ejemplo, si alguien se ha portado mal y luego atraviesa por un problema, se podría decir que ‘fue el karma’.
Pero en la Iglesia Católica, el karma contradice nuestras enseñanzas.
“El karma está en contraposición con la doctrina cristiana, porque afirma que por una ley espiritual cósmica impersonal somos castigados o recompensados según nuestras obras, si hacemos cosas malas, vamos a sufrir, en esta vida o en la que vendrá (en la reencarnación), y si hacemos cosas buenas, seremos recompensados aquí o en la vida que vendrá (en la reencarnación)”, explicó el padre.
En primer lugar, la Iglesia Católica no concuerda con la idea de la reencarnación, que contradice la fe en la resurrección.
En segundo lugar, el karma está “en abierta contradicción con la Palabra de Dios y con lo que enseña la Iglesia, es decir, que existe un Dios personal, bueno, que guía y conduce los destinos del universo, un Dios que es justo, que le dará a cada uno premio o castigo según sus obras”.
Y en tercer lugar, no hay pecado, por grave que sea, que no pueda ser perdonado. Por todo ello, un cristiano no puede creer en el karma sin contradecir los principios mismos de su fe.
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