Se hace con la mano y se acompaña de una serie particular de frases: “Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.
En efecto, es un signo común e incluso característico de todos los católicos, ¿pero por qué se hace la señal de la cruz y en qué radica su importancia? Aplicada desde los primeros siglos, como atestiguan escritos de diversos santos, el papa Benedicto XVI brinda un claro argumento:
“La cruz es la conmovedora manifestación del acto de amor infinito con el que el Hijo de Dios salvó al hombre y al mundo del pecado y de la muerte”. Por eso, explica el pontífice, “la señal de la cruz es el gesto fundamental de nuestra oración, de la oración del cristiano” (Benedicto XVI, 2005).
Agrega que “hacer la señal de la cruz es pronunciar un sí visible y público a Aquel que murió por nosotros y resucitó, al Dios que en la humildad y debilidad de su amor es el Todopoderoso, más fuerte que todo el poder y la inteligencia del mundo”. (Benedicto XVI).
Por ello, “el cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz”. Y de esta forma, “el bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre”, abunda el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC, 2157). Además, “la señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades”, agrega.
Hay otras razones de peso: “El único sacrificio perfecto es el que ofreció Cristo en la cruz en ofrenda total al amor del Padre y por nuestra salvación. Uniéndonos a su sacrificio, podemos hacer de nuestra vida un sacrificio para Dios” (cf CIC, 2100).
De igual forma, la Iglesia “da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo” (cf CIC, 1671), la misma que según León Magno “hace reyes a todos los regenerados en Cristo” (cf CIC, 786). No obstante, aún es signo de escándalo para algunos. A ellos, Benedicto XVI les recuerda las palabras de san Pablo:
“Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles” (1 Co 1, 23). Pero los cristianos no exaltan una cruz cualquiera, sino la cruz que Jesús santificó con su sacrificio, fruto y testimonio de inmenso amor”.
“Cristo en la cruz derramó toda su sangre para librar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte. De signo de maldición, la cruz se ha transformado en signo de bendición; de símbolo de muerte en símbolo por excelencia del Amor que vence el odio y la violencia y engendra la vida inmortal”. (Benedicto XVI, 2006).
¿Cuál es el modo correcto de hacerse la señal de la cruz? Primero, es importante tener en mente que con ella se glorifica a Dios y se invoca su protección. Por medio de la señal de la cruz le suplicamos que por los méritos de la Cruz de su Hijo nos libre de los enemigos y de todo mal.
Debe hacerse con devoción y respeto pronunciando las siguientes frases:
¿Qué se hace? Se dibuja la cruz con el pulgar en nuestra frente.
¿Qué significa? Al hacerlo, le pedimos que aleje de nosotros los malos pensamientos. En contraste, le suplicamos a Dios que nos dé buenos pensamientos, que sean sanos, nobles y puros.
¿Qué se hace? Se dibuja la cruz sobre la boca.
¿Qué significa? Al hacerlo, le pedimos que aleje de nosotros las malas palabras. En contraste, le suplicamos a Dios que de ella solo salgan alabanzas y bendiciones.
¿Qué se hace? Se dibuja la cruz sobre el corazón.
¿Qué significa? Al hacerlo, le pedimos a Dios que reine en nuestro corazón, que lo llene de amor y sentimientos limpios que nos santifiquen.
¿Qué se hace? Se dibuja la cruz llevando la mano derecha hasta la frente, luego más abajo del pecho; después, hasta el hombro izquierdo y finalmente hasta el hombro derecho.
¿Qué significa? Al hacerlo, expresamos nuestra fe en el sagrado Misterio de la Santísima Trinidad, y confiamos nuestra protección al Dios Uno y Trino, un claro núcleo de nuestra fe cristiana.
“El amor se revela mediante la Cruz”
Sobre esto se pronunciará san Juan Pablo II al afirmar que “el amor se revela mediante la cruz”. Y citando a Jesús nos recordará que “el amor, que se revela mediante la cruz, es precisamente la gracia”. En ella, agregará el Papa, “se desvela el más profundo rostro de Dios”. Por ello, “la cruz es invocación de esperanza”. (Juan Pablo II, 1979)
Finalmente, el Santo Padre nos hará una invitación que ayer como hoy está más vigente que nunca: “Confesemos con humildad nuestras culpas, nuestras negligencias, nuestra indiferencia en relación con este Amor que se ha revelado en la cruz”.
“Y a la vez renovémonos en el espíritu con gran deseo de la vida, de la vida de gracia, que eleva continuamente al hombre, lo fortifica y lo compromete. Esa gracia que da la plena dimensión a nuestra existencia sobre la tierra”. (Juan Pablo II).
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