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Contar con un empleo y su justo salario, sobre todo en esta época en que la economía mundial ha sufrido una recesión debido a la pandemia, es sin duda una de las mayores bendiciones que podemos tener: nos da la posibilidad de solventar nuestros gastos ordinarios, llevar alimento a nuestra mesa y destinar algo para la caridad.
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Sin embargo, llega a ocurrir que, al recibir nuestro salario por lo que hemos trabajado durante un periodo quincenal, nos invade la tentación de destinarlo a satisfactores que escapan de nuestro presupuesto. Y esto no es privativo de este tiempo de dificultades, pero sí puede acentuarse debido a la necesidad lógica de bienestar.
En esos momentos, podemos recurrir a Dios, a fin de que nos ayude a ser responsables al disponer de esa justa retribución a nuestro trabajo, que con tanto cariño y esfuerzo hemos realizado.
Señor Jesús, tú nos enseñaste que nuestro Padre es bueno y providente, que sabe bien lo que necesitamos y nos lo procura. Auméntanos la fe y danos la sabiduría para aprovechar al máximo los bienes que él pone en nuestras manos. Haznos buenos administradores, para que nuestros recursos alcancen para satisfacer nuestras necesidades y que inclusive los podamos compartir con los más necesitados. Amén.
“Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes”. (2 Corintios 9,8)
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