Una de las grandes aportaciones mexicanas a la Navidad es la flor de nochebuena, utilizado en varios países del mundo como un adorno de la temporada.
Esta planta, cuyas hojas enrojecen en el invierno, viene a embellecer los jardines en las calles, edificios públicos y mosaicos luminosos; pero, además, está presente en las iglesias junto a los nacimientos o belenes, ya que desde los primeros años de la evangelización fueron aprovechadas por su peculiar forma de estrellas.
La planta es originaria de México y crece como arbusto de manera natural en Morelos, Guerrero, Puebla, Veracruz y Michoacán.
La flor de Nochebuena era conocida desde los tiempos prehispánicos pues le atribuyen un poder medicinal; pero, ¿sabías que, en realidad, la flor es el centro de la planta, de color amarillo? Con frecuencia se confunde con las hojas, que son las que enrojecen en invierno, razón por la que se han convertido en un inseparable símbolo de la Navidad.
El Códice Florentino de Fray Bernardino de Sahagún tiene dibujada una flor de Noche Buena con una tipificación referente a su uso medicinal. Los indígenas llamaban cuetlaxóxhitl, palabra que tiene varias traducciones y también fue conocida y reportada en Europa por el doctor Francisco Hernández, quien realizó el primer estudio botánico de México en tiempos de Felipe II, y cuya investigación se archivó en El Escorial.
La flor de Nochebuena cautivó al embajador de Estados Unidos en México Joel Poinsett quien la llevo a Estados Unidos en 1825 y de donde se difundió con el nombre de poinsettia, a todo el mundo; este país fue el que le dio proyección internacional, pero su nombre varía de país a país.
Existen más de 100 variedades de esta planta, muchas de ellas fueron logradas mediante la experimentación, de modo que hay blancas, naranjas rojas y amarillas, con ciertas manchas o dibujos, pero la original y la más conocida tiene un rojo encendido.
Aunque el arbusto puede llegar a medir hasta cuatro metros de alto, también las hay de invernadero, que son usadas como adornos en mesas.
La elegancia de la flor de Noche Buena la ha asimilado el arte y la cultura cotidiana, de modo que lo mismo aparece en pinturas que en la filatelia, en los aparadores de las tiendas y en los medios de comunicación, pero siempre en relación con la Navidad.
La siembra y el comercio de esta flor da empleo cada año a miles de familias, no solo en México sino entre los floricultores de otras naciones; pero en todos los casos, su sola presencia nos recuerda el nacimiento de Jesús en un humilde establo de Belén.
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