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“Lunes del Ángel”: ¿Por qué llaman así al primer lunes después de Pascua?

Francisco, Benedicto XVI y Juan Pablo II coinciden en celebrar el anuncio angélico de la resurrección de Jesucristo, “mensajero por excelencia del amor de Dios”. En Desde la fe te explicamos por qué hoy, “Lunes del Ángel”, es un día mariano, familiar y de profunda alegría.

Al lunes después de Pascua se le conoce como el “Lunes del Ángel”, una fecha especial en el alma y el corazón de los cristianos. En Desde la fe te contamos las razones, así como su base en las Sagradas Escrituras y la explicación de tres Papas sobre esta de esta hermosa tradición.

El origen del “Lunes del Ángel” tiene su base en las fuentes bíblicas sobre la Resurrección, pues narran los Evangelios (cf. Mateo 28, 1-10, Marcos 16, 1-7; Lucas 24, 1-12) que, cuando las mujeres fueron al Sepulcro, lo encontraron abierto…

Ellas “temieron no poder entrar porque la tumba había estado cerrada con una gran piedra. En cambio, estaba abierta; y desde dentro una voz les dijo que Jesús no estaba allí, que había resucitado. Por primera vez se pronunciaron las palabras: «Ha resucitado». Los evangelistas nos refieren que este primer anuncio fue dado por los ángeles, es decir, los mensajeros de Dios”.

Recuerda el Papa Francisco (Regina Coeli. Plaza de San Pedro, lunes 2 de abril de 2018) que hay un significado en esta presencia angélica: “Como quien anunció la Encarnación del Verbo fue un ángel, Gabriel, así también no era suficiente una palabra humana para anunciar por primera vez la Resurrección”.

Abunda el pontífice que “era necesario un ser superior para comunicar una realidad tan sobrecogedora, tan increíble… Después de este primer anuncio, la comunidad de los discípulos comenzó a repetir: “¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!” (Lucas, 24, 34). Podemos decirlo todos juntos ahora: “Verdaderamente el Señor ha resucitado”.

¿Cómo se debe vivir el “Lunes del Ángel”?

Explica el Papa Francisco que el de hoy es un día de celebración y convivencia que generalmente se vive con la familia. En efecto, el “Lunes del Ángel” es un día familiar. “Después de celebrar la Pascua, sentimos la necesidad de reunirnos con nuestros seres queridos y con amigos para hacer fiesta. Porque la fraternidad es el fruto de la Pascua de Cristo que, con su muerte y resurrección derrotó el pecado que separaba al hombre de Dios, al hombre de sí mismo, al hombre de sus hermanos”.

“Que el ángel que nos dice: ‘ha resucitado’, nos ayude a vivir la fraternidad y la novedad del diálogo y de la relación y la preocupación por el bien común.

Que la Virgen María, que en este tiempo pascual invocamos con el título de Reina del Cielo, nos sustente con su oración para que la fraternidad y la comunión que experimentamos en estos días pascuales puedan convertirse en nuestro estilo de vida y en el alma de nuestras relaciones”.

“Recibimos la misión de ‘ángeles’ de Cristo”

Pero el ángel de la resurrección tiene también otro significado, de acuerdo con la explicación dada por el Papa Benedicto XVI previo al Regina Cæli del “Lunes del Ángel” correspondiente al 5 de abril de 2010. Explica el Santo Padre que el término “ángel”, además de definir a los ángeles, criaturas espirituales dotadas de inteligencia y voluntad, servidores y mensajeros de Dios, es asimismo uno de los títulos más antiguos atribuidos a Jesús mismo.

Cita un testo de Tertuliano del siglo III en el que lee: “Él —Cristo— también ha sido llamado ‘ángel de consejo’, es decir, anunciador, término que denota un oficio, no la naturaleza. En efecto, debía anunciar al mundo el gran designio del Padre para la restauración del hombre” (De carne Christi, 14).

“Así escribe Tertuliano. Por consiguiente, Jesucristo, el Hijo de Dios, también es llamado el ángel de Dios Padre: él es el Mensajero por excelencia de su amor”, señaló Benedicto XVI.

Queridos amigos, abunda el Papa, pensemos ahora en lo que Jesús resucitado dijo a los Apóstoles: “Como el Padre me envió, también yo os envío” (Jn 20, 21); y les comunicó su Espíritu Santo. Eso significa que, como Jesús fue el anunciador del amor de Dios Padre, también nosotros lo debemos ser de la caridad de Cristo: somos mensajeros de su resurrección, de su victoria sobre el mal y sobre la muerte, portadores de su amor divino.

Y al dirigirse a la Virgen María, “invocándola como Regina caeli, Reina del cielo”, pidió “que ella nos ayude a acoger plenamente la gracia del Misterio Pascual y a ser mensajeros valientes y gozosos de la resurrección de Cristo”.

Renovamos las palabras del Papa Benedicto XVI aquel Lunes del Ángel… y hacemos nuestra su preciosa invitación: “No tengáis miedo. Cristo ha resucitado y vive entre nosotros. Su presencia amorosa acompaña el camino de la Iglesia y la sostiene en medio de las dificultades. Con esta certeza en vuestro corazón, ofreced al mundo un testimonio sereno y valiente de la vida nueva que brota del Evangelio. ¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!”.

Una propuesta de oración de Juan Pablo II

El Papa Juan Pablo II también trató este bonito tema un “Lunes del Ángel”. Era el 4 de abril de 1994. Antes del Regina caeli, dijo que resulta interesante comprobar cómo al sepulcro, el domingo de Pascua, van las mujeres, pero no va María:

“… María era la Madre de Cristo, madre fiel, madre predilecta”, y “Cristo era el hijo fiel a su madre. Cristo sabía muy bien todo lo que su muerte, su pasión, le había costado a su madre…

“Ciertamente, el mismo Cristo, en el momento de la resurrección, pensaba dar esta noticia, este anuncio, en primer lugar a su madre.

“Una convicción que nos permite decir, rezar, orar hoy y durante todo el período pascual: Regina coeli, laetare. Esto es lo que canta la Iglesia, pero podemos decir que este Regina coeli, laetare fue el primer anuncio de la Resurrección hecho a María por un ángel. Así se explica el nombre, la terminología, de este segundo día de Pascua, el lunes del ángel”, indicó.

“También para nosotros tienen gran valor estas palabras del ángel, que escuchamos siempre con íntima emoción. En efecto, si Cristo ha resucitado, todo cambia y cobran sentido nuevo la vida y la historia”.

Meditemos esta gran verdad que alegra el corazón, y recordemos la invitación de san Juan Pablo II (Regina Caeli, lunes 21 de abril de 2003):

La liturgia de hoy propone a nuestra meditación la predicación del apóstol san Pedro a las multitudes de Jerusalén. Se centra en este anuncio: “Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos” (Hch 2, 32).

Carlos Zapata

Ex editor de medios católicos con rica experiencia en el desarrollo de contenido SEO, branding y manejo estratégico de plataformas digitales.

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