Sabías que

¿Las personas recién fallecidas pasan a despedirse de sus seres queridos?

Existen muchos testimonios de personas que aseguran que un ser querido pasó a despedirse de él muy poco tiempo después de haber fallecido, ya sea porque sintió su presencia, porque cierta habitación tenía el aroma del perfume que usaba o por haber recibido alguna señal específica.

Pero, ¿qué dice la Iglesia al respecto?

En un video publicado en su canal de Youtube, el padre José de Jesús Aguilar, sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México, aseguró que las respuestas a esta interrogante pueden darse desde el punto de vista de la fe y de la tanatología.

“El difunto está despidiéndose, no espantando, fíjense qué distinto. No está espantando, ni jalando los pies como algunos piensan en las culturas anglosajonas, sino simplemente despidiéndose”.

“Está ayudando a que los familiares se sientan tranquilos y en paz, sabiendo que el alma del difunto está en paz y algunos dicen, incluso, que llegan a aparecer algunos pajarillos como un colibrí, que les dicen que su difunto está en paz y en tranquilidad”, explicó el presbítero.

Estas -aseguró- son cuestiones que tienen más que ver con la religiosidad popular.

La fe y la tanatología

“Desde el punto de vista tanatológico -continúa el padre José de Jesús- algunos dicen que cuando alguien muere somos nosotros los que queremos despedirnos de él, que necesitamos un tiempo para entender lo que pasó”.

“No es tan fácil aceptar que alguien falleció y que ya no está en medio de nosotros (…) y nuestra mente hace que veamos al difunto de distintas maneras, es decir, que el deseo de ver al difunto hace que sintamos que vemos su figura, que olemos su perfume, que en tal pajarillo o en tal cosa que encontramos está un mensaje”.

Eso es lo que dicen los tanatólogos, pero tampoco ellos tienen la información completa. ¿Qué tal que Dios sí permita que los difuntos vengan a despedirse? Este es un asunto que solamente Dios lo sabe, y que cada persona a nivel individual también podrá responder”.

“Porque alguien dirá: ‘padre, a mí me consta que mi difunto sí vino, porque lo sentí, porque lo olí, porque lo noté en alguna de sus pertenencias o porque encontré algo que solamente él y yo sabíamos lo que significaba’”.

“Cada quién tiene su propio testimonio y sobre esto yo no tengo nada que decir, la experiencia personal y lo que Dios pueda hacer con cada persona y con cada difunto, es algo que yo no puedo evitar”.

Alejandro Feregrino

Periodista. Ha trabajado en radio, agencias de noticias y prensa escrita.

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