¡Conoce cuáles son los inventos que hizo un sacerdote que se siguen usando en la actualidad y que hacen los autos más seguros para las personas!
Mientras la industria automotriz de la década de los cincuenta daba prioridad a la potencia de los motores, la emoción del manejo y la adrenalina, el padre Alfred Juliano, un sacerdote estadounidense aficionado al diseño de autos, decidió diseñar su propio coche haciendo énfasis en un aspecto mucho más importante: La seguridad.
Pero, ¿Qué hace un sacerdote diseñando automóvil? La historia del padre Juliano, un es bastante peculiar.
Desde niño, siempre tuvo claro que dedicaría su vida a la industria automotriz, pero Dios tenía otros planes para él.
Pese a que tenía una carrera brillante prácticamente asegurada, decidió seguir su vocación e ingresó al seminario. Estando allí, su familia envió algunos de sus prototipos a un concurso automotriz del cuál resultó ganador.
El premio no era nada despreciable, consistía en estudiar directamente con el jefe de diseño de General Motors y creador del Chevrolet Corvette, Harley Earl, quien por entonces ya era toda una eminencia, pero el joven estudiante decidió no apartarse de su formación sacerdotal.
Pero la ‘espinita’ de diseñar un auto siempre estuvo ahí. Con el permiso de sus superiores emprendió la difícil empresa de crear un prototipo de seguridad experimental.
El coche -llamado Aurora, en honor a una advocación mariana de la que era especialmente devoto- se ganó el título del auto más feo del mundo, como se le conoce en la actualidad.
Pero el Aurora tenía otras grandes bondades; sí, era bastante feo, pero también era cómodo y, sobre todo, muy seguro. Ese era el objetivo fundamental del padre Juliano.
El diario español El País, en un artículo publicado hace tiempo en su sección especializada en automóviles llamada ‘Motor’, reconoce que algunas de las ideas del sacerdote estadounidense “resultaron ser premonitorias” y, actualmente son comunes en los automóviles.
Además, la defensa delantera del Aurora -a la que se debe buena parte de la fama de auto feo- estaba diseñada para ‘recoger’ a un peatón en caso de atropellamiento y minimizar el daño contra él.
El problema no sólo es que el coche fuera feo; además, era bastante caro, pues costaba 12,000 dólares, una cifra exorbitante para entonces que lo colocaba como el segundo automóvil más caro de Estados Unidos, solo por detrás del el Cadillac Eldorado Brougham.
Finalmente, la empresa del padre Juliano fue a la quiebra y no pudo producir más que el prototipo del Aurora que, por cierto, hoy es un auto de colección, que forma parte del Museo del Motor de la ciudad de Nashville, Tennessee.
Pero hoy por hoy ha quedado demostrado que algunas de las ideas del Aurora eran extraordinarias, pues hoy por hoy la mayoría de los autos que se fabrican en masa tienen varios de los elementos que implementados por el padre Juliano.
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