La iglesia de Quechula que se mantenía bajo el agua, comenzó a verse tras la construcción de una presa en los años 60 del siglo pasado; hoy se puede observar en su totalidad debido a la sequía.
La sequía que afecta a una gran parte de los ríos y presas en México, provocó que en días pasados comenzara a descubrirse en su totalidad una iglesia que durante siglos se había encontrado bajo el agua en el Río Grijalva en el estado de Chiapas.
Se trata de una iglesia dedicada al apóstol Santiago, en el pueblo de Quechula, en el territorio de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, la cual hoy se puede ver en todo su esplendor debido a la disminución en el nivel del río.
Fue a partir de los años 60 del siglo pasado cuando la parte más alta de la iglesia comenzó a salir del agua debido a la construcción de la Central Hidroeléctrica Nezahualcóyotl, que imponía presión en los niveles del Río Grijalva.
A partir del 2009 la iglesia quedó parcialmente visible, lo que se convirtió en un atractivo turístico del estado de Chiapas. Cada año, principalmente en épocas de calor, lugareños y turistas se acercaban a la iglesia en lancha o kayak para admirar la estructura.
La iglesia de Santiago de Quechula pertenecía a un conjunto evangelizador construido por los frailes dominicos tras su llegada a la Nueva España; sin embargo, se cree que, debido a algunas plagas, fue abandonada en la segunda mitad del siglo XVIII. Y debido a la orografía de la región, un eventual desbordamiento del Río Grijalva provocó que la iglesia quedara completamente sumergida.
Tras el descendimiento del agua y a pesar de haber estado tantos siglos sumergida, aún se observan los tres arcos de la iglesia y la pared izquierda soportada por contrafuertes. La estructura mide unos 61 metros de largo por 10 de altura.
De acuerdo con el sacerdote Gilberto Hernández, responsable de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación de Tuxtla Gutiérrez, cada año sucede lo mismo, aunque depende del nivel del agua que se pueda observar o no un mayor porcentaje de la estructura.
“La bajada de nivel permite contemplar la gran estructura del templo, que ha resistido el paso del tiempo y los embates del agua”, apuntó.
“La novedad de este año -explicó- es que debido a la sequía y el retraso de la temporada de lluvias bajó tanto el nivel, lo que ha permitido que ya no sea necesario llegar hasta la iglesia en lancha, sino que ahora el acceso puede ser incluso en camioneta o moto, y por tanto, se puede apreciar mejor las dimensiones del hermoso templo dominicano”.
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