Durante el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco habló de la donación de órganos vitales y de sangre, a la que se refirió como una de las expresiones más tangibles de la caridad y la solidaridad con el prójimo.
En efecto, la donación de órganos vitales, tejidos y sangre es la más grande señal de amor a la humanidad, pues representa la entrega de sí mismo al prójimo y no hay palabras para describir esta noble acción altruista.
Promovida desde la propia ciencia con respaldo de los grupos parlamentarios y de la sociedad, la donación de órganos ha recibido el beneplácito de todas las iglesias históricas. La católica, considera que es moralmente aceptable siempre y cuando se haga con el consentimiento del donante, o prive de la vida al donante.
Por estas razones, las instituciones encargadas de administrar y realizar los trasplantes y transfusiones deben actuar con intachable conducta, plena transparencia y apego a la ética y a la legalidad.
Detrás de cada intervención quirúrgica está la voluntad del donador y su vocación de vida, pero además, está el duelo de familiares y amigos, quienes cruzan por un largo proceso de dolor.
El Papa Juan Pablo II, en su encíclica Evangelium Vitae de 1995, habló de los donantes testamentarios de sus órganos vitales en estos términos: “Son las celebración más solemne del Evangelio de la vida, porque lo proclaman con la entrega total de sí mismos; son la elocuente manifestación del grado más elevado del amor, que es dar la vida por la persona amada; son la participación en el misterio de la cruz en la que Jesús revela cuánto vale para Él la vida de cada hombre y como esta se realiza plenamente en la entrega de sí mismo”.
Juan Pablo II puntualizó: “merece especialmente reconocimiento la donación de órganos,
realizada según criterios éticamente aceptables, para ofrecer una posibilidad de curación e
incluso de vida, a enfermos tal vez sin esperanzas.”
En México, como en otros países, se han creado marcos jurídicos para fijar los procedimientos de las donaciones, traslados y trasplantes que siempre son insuficientes por falta de donadores. La lista de personas en espera de una oportunidad rebasa por mucho las ofertas. Además de que no se trata únicamente de la espera de un turno, sino de compatibilidad y vigencia.
Es importante que la sociedad, con apoyo de las autoridades y de algunas ONG, elaboren y actualicen los directorios de posibles donadores, como es el caso de la sangre, ya que existen algunos tipos que son poco comunes y cuando se presentan las emergencias, los familiares se ven en serias dificultades en la búsqueda de donantes que sean compatibles con el enfermo.
La Iglesia condena la comercialización de la donación, pero a pesar de que está prohibido el tráfico de órganos, hay denuncias periodísticas que hacen referencia a esta ilegal práctica, tema donde las autoridades deben responder con mayor energía. Una forma de combatir este delito, es promover la donación voluntaria.
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