Holywins (la santidad vence) es una iniciativa que consiste disfrazar a los niños como ángeles y los grandes santos de la Iglesia y ha cobrado fuerza desde hace varios años en los días en los que se recuerda a los Fieles Difuntos, el uno y dos de noviembre, en oposición a la moda estadounidense de Halloween.
En la celebración de Todos los Santos y los Fieles Difuntos en México, convergen tanto tradiciones indígenas como cristianas, pero no se trata de una fiesta sino de una conmemoración a nuestros seres queridos.
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Ya desde tiempos prehispánicos, como lo refiere Sahagún, cuando una persona fallecía se le guardaba luto por 80 días, y luego, de 80 en ochenta, hasta llegar al cuarto año. También era una costumbre mesoamericana, que se comparte con los rituales fúnebres de varios países, el colocar sobre algunos difuntos una máscara mortuoria, realizada en jadeíta u otras piedras finas, o conchas marinas, como un acto reverencial a su jerarquía.
Antes de la llegada de Hernán Cortés, en ciertos rituales prehispánicos relacionados con el sacrificio, sacerdotes y víctima, a manera de disfraz, se ataviaban con papel amate sobre el que se ponía sangre humana.
Con la evangelización se desterró esta práctica, sin embargo, conservó de los indígenas el profundo respeto que tenían por sus difuntos, y del mismo modo continuó el gusto por hacerles ofrendas que, en un principio, tenían como finalidad el abastecerlos de cosas que les fueran útiles en su viaje al más allá.
Las ofrendas o altares de muertos hoy, que se deben levantar sobre un petate, pueden tener hasta tres niveles que simbolizan al cielo, el purgatorio y la tierra, pero también pueden representar a la Santísima Trinidad; los de dos niveles, el mundo terrenal y el cielo.
A inicios del siglo XX, el grabador José Guadalupe Posadas enriqueció la tradición de muertos con sus célebres dibujos de calaveras que aprovechó para hacer crítica social, y así surgió el personaje de La Catrina, que es uno de los disfraces que, por la tradición mexicana, son más usados. Sin embargo, en la década de los años sesentas, una tienda comercial cuya sede está en los Estados Unidos, empezó a importar disfraces con fines comerciales, y esto atentó contra la cultura mexicana, a favor del lucro.
Con el afán de recuperar nuestras tradiciones, desde hace varios años se combate la tradición del Halloween con Holywins, que consiste en disfrazar a los niños como diablos y monstruos cinematográficos, por santos que se apegan más a nuestra cultura e identidad cristiana. En las raíces del Halloween, que sí es una fiesta, se encuentran costumbres paganas y que distan mucho en el recuerdo amoroso a los fieles difuntos.
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