Se han cumplido 500 años del inicio de la evangelización en el territorio que hoy es México, y que por entonces habrían de llamar la Nueva España. El hito histórico fue la llegada de doce franciscanos, entre los que venía fray Toribio de Benavente, apodado por los propios indios como Motolinía, que quiere decir en náhuatl “el que es pobre”. Su llegada ocurrió el 13 de mayo de 1524 con el propósito bien específico de evangelizar a los originarios de estas tierras.
Este religioso español es ampliamente conocido en nuestros días, ya que escribió Historia de los indios de la Nueva España, un texto especialmente útil para conocer lo que ocurría en México en aquellos lejanos días, y entre otras cosas, también destaca por el probable hecho de haber evangelizado y bautizado a San Juan Diego Cuautlatoatzin, y a muchos otros indígenas más.
Se cree que el nació entre 1482 y 1491, y que debió tomar el hábito franciscano entre 1491 y 1523. La falta de documentos confiables a veces dificulta reconstruir a plenitud la historia.
Estos primeros 12 religiosos fundaron las primeras cuatro provincias eclesiásticas de nuestro país, y ésta es, la primera división territorial: México, Tlaxcala, Texcoco y Huejotzingo.
Motolinía fue destinado como guardián del convento de México cuyas obras iniciaron de inmediato, y allí permaneció hasta la primera mitad de 1527, cuando fue trasladado a Texcoco; para abril de 1529, ya es mencionado como guardián del monasterio de Huejotzingo.
Para el mes de octubre, realizó su primer viaje a Guatemala y a Nicaragua, y él volvió a México para finales de 1530, y al año siguiente, al parecer, estuvo presente en los trabajos de la fundación de la ciudad de Puebla. Luego estuvo en Cuernavaca, Cuautitlán, Taxco y Tehuantepec.
Para 1533 estuvo de nuevo en México y hacia el mes de julio volvió a Guatemala, lo que nos da una idea del intenso trabajo que tenían los misioneros para atender espiritualmente a miles de indígenas repartidos en incontables pueblos en aquellos territorios aún no explorados en su totalidad.
Luego fue guardián del monasterio en Tlaxcala, donde escribió importantes cartas, entre ellas, al Emperador, y de todas aquellas vivencias, Motolinía iba tomando apuntes y escribiendo pasajes que formarían parte de sus libros: Memoriales, e Historia, y que son documentos básicos para el estudio de México y de la Iglesia en el siglo XVI, y que incluyen episodios tan valiosos como la muerte de los Tres Niños Mártires de Tlaxcala que ya fueron canonizados.
En 1547, fue electo como Vice provincial, y al año siguiente, en el que falleció Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, como Provincial de la Provincia del Santo Evangelio que correspondía a la Ciudad de México, cargo que desempeñó hasta 1551.
Sería demasiado larga la lista de todos los pueblos que visitó Motolinía, entre ellos, Pátzcuaro, donde elogió el trabajo de Fray Vasco de Quiroga; de todos los cargos que desempeñó, y de los documentos que escribió, entre ellos, Doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana, en 1554.
Motolinía falleció el 9 de agosto de 1569, en el convento de San Francisco el Grande, ubicado en la actual Calle de Madero, en la Ciudad de México. Hay algunos historiadores que no coinciden plenamente en las fechas, y esto es de entender por la falta de papel, los naufragios que hubo entre México y España, y la falta de tiempo para escribir, ante la urgente tarea de la evangelización.
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