Los Evangelios Apócrifos son esos documentos que parten de la tradición oral sobre el cristianismo que llegó a los pueblos que eran evangelizados en los primeros cinco siglos, pero las narraciones están muy contaminadas con la filosofía y la cultura pagana que prevalecía en ellos, de modo que se mezclan las verdades con las mentiras, sin embargo, con un minucioso análisis de los teólogos, han aportado información útil a la Iglesia como es el caso de los nombre de los abuelos de Jesús, los nombres de los Reyes Magos, la forma en la que murió San Andrés, en una cruz en forma de “X”, etc.
Algunos de estos Evangelios Apócrifos hablan de la supuesta infancia de Jesús, y en nuestros días, el cine ha tomado algunos pasajes por ciertos, ante el vacío que guardan los cuatro evangelistas, a partir de los 12 años de Jesús, hasta que cumplió 30 años cuando comenzó a predicar.
El Evangelio de Lucas (2; 41-45) es puntual en cuanto a la edad de Jesús antes de que se hiciera un vacío de tiempo; dice: “Cuando Jesús tenía 12 años, fueron a Jerusalén todos ellos como era costumbre en esta fiesta.” Las Sagradas Escrituras retoman la vida de Jesús cuando empezó a predicar.
Señalan que hizo varios milagros, resucitó muertos e hizo curaciones en sus primeros años de vida.
1.- Jesús jugaba con barro junto a un arroyo un día sábado e hizo 12 figuras de pajaritos; alguien le dijo que no debía hacerlos porque era el día de descanso, a los que Jesús dio una palmada sobre sus figuras y dio vida a las aves que se retiraron piando y volando. (Evangelio Árabe de la infancia, XLVI); Evangelio del Pseudo Tomás II; 3-4).
2.- En cierta ocasión se le cayó por descuido un cántaro que había llenado con agua del pozo, y él unió sus partes con el agua adentro, siendo un antecedente de cuando transformó el agua en vino en las bodas de Caná. Así lo cuenta el Evangelio del Pseudo Tomás: “Cuando tenía 6 años, le dio una vez su madre un cántaro para que fuera a llenarlo de agua y se lo trajera a casa. Mas Jesús tropezó en el camino con la gente y la vasija se rompió. Entonces él extendió su manto con que iba cubierto, lo llenó de agua y se lo llevó a su madre.”
3.- San José, como carpintero que era, le hizo al Niño Jesús varios juguetes de madera.
4.- Él conoció a San Simón Apóstol el Cananeo desde que eran niños, y cierta vez lo mordió una serpiente; Jesús, entonces, curó a su compañero de juego y le dijo: “no llores porque algún día serás mi discípulo” (Evangelio Árabe de la Infancia XLII).
5.- Una vez jugando varios niños, uno de ellos se calló de lo alto y del golpe se murió. Injustamente acusaron a Jesús, por lo que él, se puso junto al niño difunto y le dijo: “Levántate y respóndeme: ¿he sido yo el que te ha tirado? El muerto se levantó al instante y dijo: No, Señor, tú no me has tirado, sino que me has resucitado.”
A estos relatos se podría sumar la pintura de la Virgen del Perpetuo Socorro, cuyo origen en la Iglesia Ortodoxa en Creta, y que data del siglo XV. El ícono muestra a Jesús en brazos de la Virgen María, en el momento que dos ángeles le enseñan los signos de la pasión que sufriría, y él, sobresaltado, sacude su cuerpo y uno de sus zapatos se le desata y está a punto de caer.
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