¿Es verdad que la Biblia no se equivoca?, ante esta pregunta, consideremos:
“Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación” (Constitución Dogmática Dei Verbum N° 11).
Esta pregunta resulta muy natural cuando un lector atento de la Biblia descubre una serie de aparentes contradicciones entre los autores humanos que escribieron la Biblia, inexactitudes históricas o geográficas, narraciones que presentan a un Dios violento que exige la destrucción de los enemigos, etc. Esto lógicamente genera una sensación de incomodidad, el lector se siente caminar en terreno pantanoso y en ocasiones genera dudas y desconfianza, lo cual puede ser muy peligroso para la fe de las personas. Existe un dogma de fe en la Iglesia, una verdad irrenunciable, sin la cual no se entendería la naturaleza de la Sagrada Escritura. Ese dogma se conoce como “Inerrancia de la Biblia”.
La palabra inerrancia significa “sin error”. Por lo tanto, lo que afirma la Iglesia es que la Sagrada Escritura NO CONTIENE ERROR ALGUNO. ¿Y entonces, qué decir de los errores claros que encontramos a lo largo y ancho de los textos que conforman la Biblia?
La cita de la Constitución Dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II que hemos puesto al principio de esta nota viene en nuestra ayuda; “Los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación”.
Fijémonos que el texto no dice “las verdades”, sino LA VERDAD y esa verdad no es otra que el designio salvador de Dios, aquello que es necesario para que vivamos en comunión con Él, una vida en plenitud, libre, gozosa, alegre, justa, solidaria y servicial. La dinámica propia de la Revelación de Dios implica necesariamente pasar por la mediación de los escritores bíblicos, que inspirados por Dios escriben sin defecto lo relativo a la salvación humana, pero respetando sus condicionamientos culturales, su forma de entender el mundo, su modo de expresarse, su sensibilidad, etc.
Los errores humanos que aparecen en la Biblia son accidentales, propios de la limitación humana y en nada afectan el mensaje teológico y espiritual que nos salva. Del mismo modo, las aparentes contradicciones entre los autores son en realidad simplemente diversos enfoques teológicos y espirituales del misterio que en Cristo se revela.
Leer: ¿Por qué se dice que la Biblia es la Palabra de Dios?
Para poder comprender a profundidad el mensaje divino que guardan los textos bíblicos, es necesario atender a la naturaleza de los géneros literarios (mitos, poemas, narraciones didácticas, narrativa teológica, parábolas, etc.) con que se expresan los redactores finales de los diversos textos que conforman la biblioteca a la que llamamos Biblia. Esta es la labor de los exegetas (intérpretes de los textos sagrados), que en comunión con el Magisterio de la Iglesia y en consonancia con la Tradición viva de la misma, orientan al pueblo de Dios para que vaya comprendiendo y llevando a su vida cotidiana la Palabra, que santifica e ilumina –especialmente en el contexto de la celebración litúrgica- el camino hacia la Patria definitiva que les aguarda.
*Jorge Arévalo Nájera es Director de la Dimensión de Biblia y Extensión Formativa de la Arquidiócesis Primada de México.
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