Epíclesis en Misa, ¿por qué el sacerdote invoca al Espíritu Santo?

En la Santa Misa, justo antes de la Consagración, seguramente has notado que el sacerdote extiende las manos sobre las ofrendas en gesto de oración, el momento justo en el que los que participamos nos ponemos de rodillas para la Consagración. En la Liturgia Católica conocemos como Epíclesis. ¿Sabes qué es y en qué consiste? 

Quizá lo distingas más fácilmente con la Plegaria Eucarística II del Misal, que dice así: 

“Te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor”.

Plegaria Eucarística II

La Epíclesis es uno de los elementos de la Plegaria Eucarística y es una invocación al Espíritu Santo.

La Instrucción General del Misal Romano -el conjunto de normas que rigen la celebración de la Santa Misa- en su número 79, lo define de la siguiente manera:

“La Iglesia, por medio de invocaciones especiales, implora la fuerza del Espíritu Santo para que los dones ofrecidos por los hombres sean consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sirva para la salvación de quienes van a participar en ella”.

Etimológicamente, Epíclesis significa “invocación sobre”. En su libro titulado “Ir a Misa, ¿para qué?”, la escritora católica Alejandra Sosa nos explica que, durante la Misa, hay dos Epíclesis. La primera, que mencionamos párrafos arriba, es la “Epíclesis de Consagración”; la segunda es la “Epíclesis de Comunión”, que sucede cuando el sacerdote pide al Padre que envíe su Espíritu sobre la asamblea. Una de las formas más conocidas es la siguiente: 

‘Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo’.

Plegaria Eucarística II