¿Alguna vez te has preguntado en qué momentos de la Misa debemos inclinarnos? En este artículo daremos respuesta a esta pregunta para que sepas cuándo hacer esta reverencia.
La misa es el centro y esencia de la vida cristiana, por lo que resulta fundamental cumplir a cabalidad con los signos y normas en ella. Muchas veces, estos se descuidan por desconocimiento. Por esa razón, Desde la fe presenta una síntesis argumentada de cuánto debemos hacer reverencia en la misa y por qué.
Comencemos por recordar que la inclinación expresa “reverencia y honra” destinada a tributar un particular respeto tanto a las personas como a los símbolos contenidos en el recinto sagrado.
En términos simples, la instrucción del Misal señala los momentos en los cuales debemos inclinar nuestra cabeza. Son esenciales aquellos en los que el sacerdote que oficia la misa hace mención a:
Además, durante la bendición final de la eucaristía, es menester inclinarse aun cuando no sea expresamente indicado por el celebrante.
La Instrucción General del Misal Romano es particularmente clara y detalla estos elementos en sus numerales y 275, que transcribimos a continuación:
274. La genuflexión, que se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual.
En la Misa el sacerdote que celebra hace 3 genuflexiones:
Las peculiaridades que deben observarse en la Misa concelebrada, se señalan en sus lugares (cfr. núms. 210-251).
Pero si el tabernáculo con el Santísimo Sacramento está en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y los otros ministros hacen genuflexión cuando llegan al altar y cuando se retiran de él, pero no durante la celebración misma de la Misa.
De lo contrario, todos los que pasan delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión, a no ser que avancen procesionalmente.
Los ministros que llevan la cruz procesional o los cirios, en vez de la genuflexión, hacen inclinación de cabeza.
275. Con la inclinación se significa la reverencia y el honor que se tributa a las personas mismas o a sus signos. Hay dos clases de inclinaciones, es a saber, de cabeza y de cuerpo:
a) La inclinación de cabeza se hace cuando se nombran al mismo tiempo las tres Divinas Personas, y al nombre de Jesús, de la bienaventurada Virgen María y del Santo en cuyo honor se celebra la Misa.
b) La inclinación de cuerpo, o inclinación profunda, se hace: al altar, en las oraciones: Purifica mi corazón y Acepta, Señor, nuestro corazón contrito; en el Símbolo (Credo), a las palabras y por obra del Espíritu Santo o que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; en el Canon Romano, a las palabras Te pedimos humildemente. El diácono hace la misma inclinación cuando pide la bendición antes de la proclamación el Evangelio. El sacerdote, además, se inclina un poco cuando, en la consagración, pronuncia las palabras del Señor.
En resumen, en términos simples, estos son los momentos en los que debemos inclinarnos, según lo que establece la citada Instrucción General del Misal Romano:
“El Símbolo (Credo) se canta o se dice por el sacerdote juntamente con el pueblo (cfr. n 68) estando todos de pie. A las palabras: Y por obra del Espíritu Santo, etc., o Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, todos se inclinan profundamente; y en la solemnidades de la Anunciación y de Navidad del Señor, se arrodillan” (IGMR 137).
“[Los fieles] estarán de rodillas, a no ser que por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes u otras causas razonables lo impidan, durante la consagración”. Pero quienes no se arrodillen para la consagración, deben hacer una “inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración” (IGMR 43).
“Cuando comulgan estando de pie, se recomienda que antes de recibir el Sacramento, hagan la debida reverencia” (IGMR 160).
“Si se emplea la oración sobre el pueblo o la fórmula de bendición solemne, el diácono dice: Inclínense para recibir la bendición” (IGMR 185). Pero, aunque no se indique, se debe inclinar la cabeza al recibir la bendición que concluye el banquete eucarístico.
“La inclinación de cabeza se hace cuando se nombran al mismo tiempo las tres Divinas Personas, y al nombre de Jesús, de la bienaventurada Virgen María y del Santo en cuyo honor se celebra la Misa” (IGMR 275).
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