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¿Dónde está la tumba de Jesús?

La tumba de Jesús: Conoce más de su historia

En la Cuaresma de 2007 se difundió un documental preparado por el afamado director de la película Titanic. El documental en cuestión se titulaba “The lost tumb of Jesús” (La tumba perdida de Jesús), y mostraba supuestos “hallazgos arqueológicos” llevados a cabo por un hombre llamado Simca Jacobovici.

El documental aseguraba que habían encontrado enterrados juntos, nada menos que a Jesús, María, San José, María Magdalena y, el colmo, un supuesto hijito de ella con Jesús al que, según decían, se les ocurrió ponerle ‘Judas’ en honor del traidor.

El documental de ‘La tumba de Jesús’: ¿Qué dice?

El documental estaba apoyado en una investigación que no tenía ningún sustento histórico ni científico, y fue desautorizado inmediatamente por los principales arqueólogos israelíes y por investigadores de la Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueológicas de Jerusalén, perteneciente al Instituto Bíblico Franciscano.

Sin embargo, la idea de que en algún momento de la historia se encontró la tumba de Jesús, sigue permeando en creyentes y no creyentes, y no falta quien se siga preguntando: ¿dónde está enterrado Jesús, cuestionando el acontecimiento fundamental en el que se apoya la religiosidad cristiana: la Resurrección de Cristo, la cual fue testimoniada desde el primer momento por sus discípulos y anunciada a los cuatro vientos con valentía y claridad.

¿A qué le llamaron la tumba perdida de Jesús?

En 1980, en el barrio Talpiot de Jerusalén, un grupo de trabajadores se encontraba excavando para construir un edificio, cuando descubrieron una cueva. Las autoridades de Jerusalén intervinieron inmediatamente para que los mejores arqueólogos realizaran los estudios correspondientes.

En la cueva había diez tumbas o contenedores de restos humanos, llamados también osarios por contener huesos. Seis de los osarios tenían las siguientes inscripciones en hebreo y arameo: “Yeshua bar Yosef” (Jesús, hijo de José), “Yehuda bar Yeshua (Judas, hijo de Jesús) “Matia” (Mateo), “Yose”, “María”, “Mariamene e Mara” (María la del maestro). En las tumbas no aparece el nombre “Cristo” ni Magdalena.

La controversia sobre la tumba de Jesús

Tras el hallazo, el famoso arqueólogo Amos Kloner, y un grupo de investigadores, concluyeron que este conjunto de tumbas perteneció a una familia próspera del primer siglo de nuestra era. Y no hay pruebas para poder afirmar que esa era la tumba de Cristo.

También señalaron que era muy poco probable que Jesús y sus parientes tuvieran una tumba familiar en Jerusalén porque ellos eran de Galilea, sin vínculos en Jerusalén.

Y en 1996 un portavoz de la Autoridad de Antigüedades de Israel dijo que la probabilidad de que los ataúdes pertenecieran a Jesús era “casi cero”.

Nombres comunes en las inscripciones de las tumbas

Amos Kloner explicó en su momento que los nombres inscritos en las tumbas eran muy comunes en el tiempo de Cristo por lo que no eran argumentos ni prueba científica para llegar a la conclusión de que aquella era la tumba de Jesús y los miembros de su familia. Los nombres sólo coinciden con los de algunos personajes mencionados en el Evangelio.

Basta recordar que entre los 12 apóstoles hubo varios iguales: Simón el cananeo y Simón a quien Cristo llamó Pedro; Judas Tadeo y Judas Iscariote; Santiago el mayor y Santiago el menor. También encontramos dos personajes con el nombre Juan: Juan el Bautista y Juan el Evangelista. El nombre de María era muy común porque así se había llamado la hermana de Moisés. Por eso el Evangelio habla de María, la madre de Cristo, María Cleofás, María Salomé, María Magdalena, etc. Muchos nombres eran tomados de los héroes del Antiguo Testamento como José “el soñador”, Myriam o María, la hermana de Moisés, etc.

¿El ADN podría comprobar que Cristo estuvo sepultado en ese lugar?

Se hubiera podido encontrar ADN en los osarios, pero aquello no hubiera sido una prueba de que Cristo estuvo ahí. Para ello se hubiera necesitado tener ADN de Cristo y compararlo con el que se encontraba en las tumbas, pero esto no es posible.

Se hubiera podido también comparar entre sí el ADN de quienes estaban ahí enterrados, pero no con el de Cristo. El ADN mitocondrial (que es el material genético de las mitocondrias, los orgánulos que generan energía para la célula), hubiera permitido a los investigadores trazar la historia racial de la familia sepultada en ese lugar, pero las pruebas genéticas no hubieran permitido afirmar con certeza absoluta que la tumba perteneció a Jesús. En otras palabras: se hubiera podido estudiar el ADN de quienes estuvieron ahí y la relación entre sí, pero no tener la certeza de quiénes hayan sido.

¿Qué repercusiones tuvo el documental de “La tumba de Jesús”?

Aunque fue un documental de buena calidad porque tenía un fuerte respaldo económico y el talento de dos grandes cineastas, a nivel científico y arqueológico no ofreció ninguna prueba válida.

Ofrecía hipótesis mezcladas con los elementos llenos de fantasía. Sin embargo, para los niños, adolescentes o personas que se dejaron llevar fácilmente por los medios de comunicación este material pudo ocasionarles dudas y crisis de fe.

¿Dónde se encuentra la tumba de Jesús?

El llamado Santo Sepulcro en Jerusalén ha sido siempre venerado por los cristianos como el lugar donde Cristo fue sepultado y donde resucitó para vencer a la muerte. A lo largo de los años ha sufrido transformaciones en su parte externa, pero aún se conserva la roca en la que estuvo reposando el cuerpo de Cristo.

Conclusión

Lamentablemente en nuestros días el aspecto económico hace que algunos medios hagan a un lado principios y determinados valores. Han convertido la figura de Cristo en un protagonista más con el que se puede lucrar. Cristo ya no es sólo el Salvador o el Hijo de Dios, también lo han convertido en el superhéroe, en el galán de la novela, en el esposo de Magdalena, en el padre de una descendencia, en el líder de guerrilleros, en homosexual soñador, en un extraterrestre e incluso en grosera caricatura.

Enemigos de la fe intentan a toda costa reducir al mínimo la figura y el poder de Cristo resucitado. Sin embargo, se olvidan que millones de católicos que se esfuerzan por vivir el Evangelio son la prueba más contundente de su existencia y de su poder eterno. Como dice el Evangelio: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lucas 24,5).

Roberto Alcántara Flores

Estudié Ciencias de la Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la Universidad Autónoma de México. Desde 2003 soy Editor General de la revista Desde la fe, órgano de formación e información de la Arquidiócesis Primada de México. Me he especializado en la fuente religiosa a través de cursos y diplomados. La tesis de licenciatura es "Exorcismos en el siglo XXI, ¿mito o realidad".

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