¿Cuánto dura el “efecto” del agua bendita?

El agua bendita es un sacramental muy presente en la vida de los católicos. Nos recuerda el Bautismo, la gracia de Dios y el perdón de los pecados. Durante siglos, ha estado disponible en las entradas de los templos, en las sacristías y en los hogares, donde se utiliza para bendecir personas, objetos o espacios.

Sin embargo, más allá de su valor simbólico y espiritual, también surgen dudas: ¿cuánto dura el agua bendita? ¿Puede echarse a perder con el tiempo? ¿Hay que renovarla?

No es magia, ni brujería, ni superstición; es un sacramental (signo de gracia) que nos ayuda y fortalece en el caminar en la esperanza, marcados por la fe en Cristo Jesús, que murió y resucitó, que nos llena de abundantes bendiciones y nos santifica en nuestro diario caminar hacia la luz y la verdad plena.

Las directrices que nos da el Bendicional y los esquemas de oración nos ayudan a dar una respuesta a las preguntas planteadas.

¿Cuánto dura el agua bendita?

¿Efectos del agua bendita? Todos, según la disposición y confianza en Dios, que nos da los medios para crecer, según necesidades, con la respuesta y compromiso de responder al llamado de santificarnos en lo que hacemos y los bienes que nos da. El agua bendita nos da y refuerza nuestro hacer de la mano de Jesucristo, “bendición” del Padre para sus hijos, nosotros miembros de su Iglesia y sobre nuestros bienes. Preciso, nos refuerza y auxilia, nunca suple la respuesta del hombre, miembro y colaborador del Cuerpo de Cristo. No va a hacer, nos ayuda para hacer y edificar la armonía y la comunión.

¿Cuánto dura su gracia? Lo que yo me deje llevar por el Espíritu de Dios, manteniéndome en la comunión y en las buenas acciones, que no me manche por el pecado y mis malas obras.

Dios nos creó libres y respeta amorosamente nuestra libertad. “Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti”

¿Qué dice la Iglesia sobre la bendición del agua?

El Bendicional propuesto por la Conferencia del Episcopado Mexicano en su núm. 1 nos dice: “La fuente y origen de toda bendición es Dios bendito, que está por encima de todo. El único bueno, que hizo todas las cosas para colmarlas de sus bendiciones y que, aún después de la caída del hombre, continúa otorgando otras bendiciones, como un signo de su misericordia”.

En el núm. 9: “La Iglesia movida por la fuerza del Espíritu Santo expresa de diversas maneras este ministerio suyo y por esto ha instituido diversas formar de bendición. Con ellas invita a los hombres a alabar a Dios, los anima a pedir su protección, los exhorta a hacerse dignos de su misericordia merced a una vida santa y utiliza ciertas plegarias para impetrar sus beneficios y obtener un feliz resultado en aquello que solicitan.

A ello hay que añadir las bendiciones instituidas por la Iglesia que son signos sensibles que ´significan y cada uno a su manera realizan´ aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios que constituyen el fin hacia el cual tienden todas las demás actuaciones de la Iglesia”.

Bend. Núm. 1223: Un elemento que gozó siempre de gran veneración en la Iglesia y constituye uno de los signos que con frecuencia usa para bendecir a los fieles es el agua. El agua ritualmente bendecida evoca en los fieles el recuerdo de Cristo, que representó para nosotros la culminación de las bendiciones divinas. Él, en efecto, que se dio a sí mismo el apelativo de “agua viva”, instituyo para nosotros el bautismo, sacramento del agua, como signo de bendición salvadora.

Bend. 1228: Con esta bendición del agua, recordamos a Cristo, agua viva, así como el sacramento del bautismo, en el cual nacimos de nuevo del agua y del Espíritu Santo. Siempre, pues, que seamos rociados con esta agua o que nos santigüemos con ella al entrar en la iglesia o dentro de nuestras casas, daremos gracias a Dios por su don inexplicable, y pediremos su ayuda para vivir siempre de acuerdo con las exigencias del bautismo, sacramento de la fe, que un día recibimos.

Oración para bendecir el agua: ¿qué fórmulas existen?

Bend. Núm. 1232, Oremos. Señor, Padre Santo, dirige tu mirada sobre nosotros, que, redimidos por tu Hijo, hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu Santo en la fuente bautismal; concédenos, te pedimos, que todos los que reciban la aspersión de esta agua queden renovados en el cuerpo y en el alma y te sirvan con limpieza de vida.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Que esta agua nos recuerde nuestro bautismo en Cristo, que nos redimió con su muerte y resurrección. Amén.

Otra fórmula que puede usar el ministro ordenado para bendecir el agua: Oremos: Señor, Dios todopoderoso, que eres a fuente y el principio de la vida del cuerpo y del Espíritu dígnate a bendecir + esta agua vamos a utilizar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados y para alcanzar la protección de tu gracia contra todas las enfermedades y asechanzas del enemigo. Concédenos, Señor, por medio de tu misericordia, que el agua viva nos sirva siempre de salvación, para que podamos acercarnos a ti con un corazón limpio y evitemos todo mal del alma y cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.