Cuando Cristo llamó a sus Doce Apóstoles para que lo acompañaran durante su vida pública, eligió a dos con el nombre de Judas. Así que, para distinguirlos entre sí, los demás identificaron a uno como Iscariote, y al otro como Tadeo. Sobre san Judas Tadeo, hay versiones que afirman que era primo de Jesús, con quien se dice que tenía un gran parecido, y por tal razón fue conocido como el “hermano del Señor”.
También se cuenta que Judas Tadeo creció en Galilea y se dedicó a las labores del campo, hasta el día en que Jesús lo invitó a ser uno de los Doce Apóstoles.
Por llevar el mismo nombre, muchos miembros de la Iglesia creyeron durante siglos que Judas Tadeo y Judas Iscariote eran el mismo, aunque se tratara de Apóstoles tan distintos. Mientras que Tadeo, quien amaba a Jesús, era un celoso defensor del mensaje de amor cristiano; Iscariote fue el Apóstol traidor. Sin embargo, por la confusión que reinó durante siglos, Tadeo, el llamado “hermano del Señor”, fue quedando en el olvido, pues nadie quería ser devoto del Apóstol que había vendido a Jesús por treinta monedas de plata.
Al paso del tiempo, se iría aclarando esta confusión; san Judas Tadeo finalmente sería reivindicado y durante la segunda mitad del siglo XX se haría de una gran cantidad de devotos, especialmente en México y otros países de Hispanoamérica.
Lo que se sabe es que Judas Tadeo era hermano de otro de los Apóstoles: Santiago el Menor, y que su padre respondía al nombre de Alfeo.
En la Biblia, mientras los evangelistas Mateo y Marcos lo llaman simplemente “Tadeo”, Lucas lo llama “Lucas de Santiago”. Por otra parte, según san Juan, Judas Tadeo hizo una pregunta a Jesús en la Última Cena: “Señor, ¿qué ha pasado parar que te manifiestes a nosotros y no al mundo.
Además se señala que, tras la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, Judas Tadeo, en compañía del Apóstol Simón, partió a Persia, donde predicaron juntos el Evangelio y fundaron una comunidad cristiana. Ambos -se dice- murieron mártires en la ciudad de Suanir, linchados por una multitud pagana. Por todo lo anterior, san Judas en uno de los grandes santos de la Iglesia Católica.
Fuera de lo anterior, realmente es muy poco lo que se sabe de san Judas Tadeo; pero en el Nuevo Testamento hay una carta que se le atribuye a él, y que hace alusión a quienes toman como excusa la gracia de Dios para desviar a otros a sus costumbres depravadas a quienes llama: nubes sin agua, zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz; estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas”.
Los evangelistas incluyen a Judas Iscariote en la lista de los Doce, haciendo notar que fue el traidor. El hecho de que uno de los Doce hubiera cometido esa traición, era tan penoso que tal vez hubiera preferido no mencionarlo; pero lo hicieron, y eso nos ayuda a tener presente que aún quienes están más cerca de Jesús pueden traicionarlo, de manera que nadie debe sentirse a salvo de caer y nadie debe soltarse de su mano.
¿Por qué Judas traicionó a Jesús? Es una pregunta que ha resonado a lo largo de los siglos, sin respuesta segura. Algunos Padres de la Iglesia consideran que Judas no aceptaba que Jesús predicara el amor y el perdón a los enemigos; él sabía que era el Mesías y esperaba que fuera un líder que los librara de los romanos, así que pensó que si lo entregaba, lo obligaría a defenderse y a iniciar la revuelta.
Pero Jesús no se defendió. Y cuando Judas Iscariote comprendió la tremenda implicación de lo que hizo, se desesperó y se ahorcó. Con esto hacen notar que cometió dos graves errores: no seguir la voluntad del Señor, sino pretender que Él siguiera la suya, y una vez caído, no pedir perdón, no confiar en la infinita misericordia divina.
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