Este domingo, durante la ceremonia de los Premios Óscar, que entrega cada año la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, el actor y productor Will Smith abofeteó al comediante Chris Rock que, segundos antes, había hecho una mala broma en referencia a la alopecia que sufre su esposa, Jada Pinkett Smith.
El incidente ha provocado una gran variedad de reacciones, desde quienes defienden que la violencia no se puede justificar bajo ningún motivo, hasta los que aseguran que el actor solo defendió a su esposa de una ofensa.
La situación puede hacernos pensar: ¿cómo debe reaccionar un católico ante las ofensas? El Papa Francisco ya nos ha dado luz sobre este tema:
Durante un mensaje previo al rezo del Ángelus en noviembre de 2019, el Papa Francisco nos dio la clave: debemos responder al odio con amor, y a las ofensas con perdón.
“Incluso -dijo el Santo Padre- en nuestra vida diaria: cuando recibimos una ofensa, sentimos dolor; pero debemos perdonar de corazón”. Es decir, el Papa Francisco nos llama a reaccionar desde la calma: “Cuando nos sintamos odiados, recemos con amor por la persona que nos odia”.
En febrero de 2022, el Papa Francisco reiteró esta petición:
“Nosotros, cuando nos han hecho algún mal, vamos enseguida a contarlo a los otros y nos sentimos víctimas. Parémonos, y recemos al Señor por esa persona, que lo ayude, y así desaparece este sentimiento de rencor. Rezar por quien nos ha tratado mal es lo primero para transformar el mal en bien. La oración”, afirmó el Papa Francisco a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre recordó que el discípulo de Jesús está llamado a no ceder al instinto y al odio, sino a ir más allá.
Jesús nos dice: Amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odien (Lc 6,27). Y también pide: Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra.
El Papa Francisco pidió pensar en Jesús durante la Pasión, pues en su injusto juicio enfrentó verbalmente a uno de los guardias.
“¿Cómo se comportó? No lo insultó, no, dice al guardia: ‘Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?’ (Jn 18,23). Pide cuentas del mal recibido”.
“Poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia. Jesús con su pregunta denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira, sin violencia, es más, con gentileza. No quiere desencadenar una discusión, sino desactivar el rencor, esto es importante: apagar juntos el odio y la injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable”, explicó el Papa.
Poner la otra mejilla, recordó el Santo Padre, es vencer al mal con el bien, que abre una brecha en el corazón del enemigo, desenmascarando lo absurdo de su odio. Y esta actitud, este poner la otra mejilla, no es dictado por el cálculo o por el odio, sino por el amor.
El Santo Padre en ese momento preguntó a los fieles en san Pedro ¿es posible que una persona llegue a amar a los propios enemigos?
“Si dependiera solo de nosotros, sería imposible. Pero recordemos que, cuando el Señor pide algo, quiere darlo. El Señor nunca nos pide algo que Él no nos dé antes”, dijo
“Cuando me dice que ame a los enemigos, quiere darme la capacidad de hacerlo. Sin esa capacidad nosotros no podremos, pero Él te dice ‘ama al enemigo’ y te da la capacidad de amar”.
El Papa Francisco propuso un ejercicio que podemos realizar:
-Piensa en una persona que te ha hecho mal y contra la que sientes rencor.
-Pide al Espíritu Santo que actúe en tu corazón.
-Finalmente, reza por esa persona.
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