La función del diácono permanente (primero a la izquierda) es apoyar al Obispo y al sacerdote durante la Santa Misa. Foto Miguel Ávila.
Los diáconos permanentes son hombres solteros o casados que no tienen la intención de llegar al sacerdocio y que reciben el sacramento del orden en función al ministerio diaconal, no sacerdotal, para servir de forma permanente en la iglesia, habilitados para servir al pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad.
Según el documento “El diácono permanente: identidad, función y prospectivas”, el diácono concilia su doble sacramentalidad sirviendo a la Iglesia como brazo visible y comprometido del Obispo, y con un testimonio dentro de su familia y litúrgico que impulsa la evangelización cristiana.
El diácono permanente es un ministro ordenado litúrgico, pastoral y caritativo, comprometido con la evangelización de la Iglesia mediante el servicio a la Palabra, la Liturgia y la caridad, por lo que su presencia en el altar, junto con su participación en bautismos, matrimonios, funerales y asistencia eucarística, asegura que la liturgia y la caridad se impriman con autenticidad en la vida de la Iglesia, siempre bajo la autoridad del obispo y en fidelidad al Magisterio.
El numeral 22 del apartado 2, Ministerio del Diácono, del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diáconos Permanente, establece que el ministerio del diaconado está sintetizado por “el Concilio Vaticano II con la tríada: ‘ministerio (diaconía) de la liturgia, de la palabra y de la caridad”.
En este tenor, se expresa que la participación diaconal se ejerce en el único y triple munus (oficio) de Cristo en el ministro ordenado:
De este modo, se puntualiza, el diácono asiste y sirve a los obispos y a los presbíteros, quienes presiden los actos litúrgicos, vigilan la doctrina y guían al Pueblo de Dios.
“El ministerio de los diáconos, en el servicio a la comunidad de los fieles, debe ‘colaborar en la construcción de la unidad de los cristianos sin prejuicios y sin iniciativas inoportunas’, cultivando aquellas ‘cualidades humanas que hacen a una persona aceptable a los demás y creíble, vigilante sobre su propio lenguaje y sobre sus propias capacidades de diálogo, para adquirir una actitud auténticamente ecuménica’”, asevera el texto.
Te recomendamos: ¿Qué es un diácono en la Iglesia Católica?
El Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diáconos Permanentes de la Santa Sede establece que a partir de lo anterior son tres los deberes o servicios en los que pueden participar:
De acuerdo con la diaconía de la liturgia del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diáconos Permanentes, el diácono recibe el sacramento del orden para servir en calidad de ministro a la santificación de la comunidad cristiana, en comunión jerárquica con el obispo y con los presbíteros, esto es, “presta una ayuda sacramental, por lo tanto intrínseca, orgánica, inconfundible”.
En este tenor, los diáconos permanentes deben observar las normas propias de los santos misterios con tal devoción que lleven a los fieles a una consciente participación, que fortalezca su fe, dé culto a Dios y santifique a la Iglesia.
Según la tradición de la Iglesia y lo que establece el Código de Derecho Canónico, compete a los diáconos permanentes:
Descubre la historia de la Porciúncula, la pequeña capilla de San Francisco de Asís donde…
Que Santa María, Reina de la paz, nos ayude a fortalecer nuestro compromiso en favor…
Conoce la razón por la que “el cordonazo de San Francisco” lleva el nombre del…
El nuevo Evangeliario Dominical y Festivo busca seguir fomentando que la Palabra proclamada en las…
Descubre qué es el catecumenado en la Iglesia católica, sus etapas, duración, sacramentos que recibe…
La enseñanza del Papa León es que ser provida no se limita a una sola…