Para conocer cómo es un falso sacerdote, lo primero que debemos tener en cuenta es que, como todos los estafadores, la mayoría de los falsos sacerdotes suelen ser simpáticos, convincentes y hábiles; aparentan ser buenas personas con la finalidad de cumplir su cometido: obtener dinero de forma fácil, valiéndose de la buena fe de la gente. Por lo general ofrecen sus servicios mediante referencias o tarjetas de presentación que ellos mismos distribuyen en gran cantidad, manifestando una gran disponibilidad y ofreciendo todas las facilidades posibles.
Los falsos sacerdotes encuentran una mina de oro en aquellas personas que desean casarse por segunda, tercera o cuarta vez, sin haber recibido la declaración de nulidad de sacramento de su primer Matrimonio, o que buscan tener la celebración de algún sacramento en la playa, yate, jardín, salón de fiestas, etc.
En estos casos, sus servicios llegan a estar acompañado de un “paquete completo de fiesta” que incluye: celebración del sacramento, carpas, sillas e incluso el banquete.
Algunas de las personas que lo solicitan están conscientes de que el sacramento que van a recibir también es falso, pero otras no lo saben y suelen llevarse una gran sorpresa cuando se percatan de que el acta de Matrimonio o de Bautismo no tiene validez ante la Iglesia Católica.
Un gran porcentaje de ellos se compone de personas que estudiaron para servir a la Iglesia a través del ministerio sacerdotal, pero que por razones diversas fueron expulsadas del seminario. Otros fueron sacristanes en algún momento de su vida y otros más simplemente vieron la oportunidad de obtener dinero fácil a costa de la buena fe de las personas. Todos ellos conocen las partes de las celebraciones litúrgicas e incluso llegan a engañar a los verdaderos sacerdotes.
1. Acudir a nuestra parroquia para que nos orienten sobre los requisitos necesarios para la celebración de los sacramentos.
2. En caso de la pérdida de un familiar, acudir a la parroquia más cercana al velatorio o a nuestra propia parroquia para solicitar los servicios correspondientes. En algunos casos los responsables de los velatorios están en complicidad con los falsos sacerdotes, pues suelen darles una comisión.
3. Nunca aceptar a los sacerdotes que se dan a conocer con tarjetas de presentación o que ofrecen servicios a domicilio o por medio de “paquetes completos”.
4. Exigir al sacerdote la credencial expedida por la diócesis correspondiente.
5. Recordar que si no es posible encontrar un sacerdote católico más vale no tener la celebración en ese momento, porque las misas o sacramentos que los falsos sacerdotes celebran son una burla a la fe de los fieles, ya que no tienen ninguna validez.
Nota realizada con información de Camila Hernández
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