No hay mejor manera de enseñar a los niños a orar, que orar con ellos en casa; al enseñarles las oraciones básicas que aprendimos desde pequeños, los ayudamos a adquirir la seguridad de que cuentan con un Padre amoroso que escucha sus preocupaciones y los acompaña en toda clase de circunstancias.
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A través de bellísimas oraciones, podemos enseñarles que para Dios, Creador de todo lo existente, nosotros somos su principal creación, y que tanto nos ama que nos ha dispuesto un lugar en el Cielo junto a Él, para lo cual nos ha enviado a su Hijo Jesús.
Hay oraciones básicas, que se desprenden de lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, y que la gran mayoría de fieles nos sabemos de memoria. Éstas resumen en gran medida el plan salvífico de Dios, y nos llevan a la comprensión de que para ganar el Cielo contamos con la fuerza del Espíritu Santo, con el amor de Jesús y la Virgen María, y con el acompañamiento de los ángeles.
Aquí te dejamos 5 oraciones básicas para enseñarles a los niños:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo;
nació de Santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos; está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo. La Santa Iglesia Católica;
la comunión de los Santos. El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne. La vida eterna.
Amén.
Dios te salve, María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Amén.
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía,
no me desampares, ni de noche ni de día,
hasta que me entregues en los brazos
de Jesús, José y María.
Con tus alas me persigno y me abrazo de la cruz,
y en mi corazón me llevo al dulcísimo Jesús.
Con Dios me acuesto, con Dios me levanto,
con la Virgen María y el Espíritu Santo.
Amén.
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