En estos años en los que la pandemia de Covid-19 ha afectado el sistema respiratorio de incalculables personas al punto de llevar a la muerte, la oración y encomienda de nuestra salud a San Blas como intercesor ante Jesús, ha cobrado relevancia pues él es el santo patrono de las enfermedades de garganta e incluso, existe un rito y oración especial para ello.
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San Blas nació en Armenia en el Siglo IV y era médico de profesión y se convirtió en obispo de Sebaste. Él sobresalió porque fue ermitaño e hizo una cueva en un monte donde decidió vivir y allí recibía a los que lo necesitaban e incluso se cuenta que sanaba a los animales con su sola bendición.
En aquellos años, era gobernador de Capadocia Agrícola, quien un día andaba de cacería buscando fieras salvajes para llevarlas a su circo donde las enfrentaría a los cristianos y casualmente descubrió la morada de San Blas que estaba rodeada de bestias como osos, leones y tigres mientras el santo rezaba.
Cuando fue descubierto fue llevado a una mazmorra y en el trayecto descubrieron a una niña que se ahogaba y estaba moribunda pues tenía una espina de pescado atravesada en la garganta; San Blas la reanimó y curó.
El gobernador Agrícola mandó traer ante su presencia a su prisionero para persuadirlo de que apostatara y al no obtener resultados, ordenó que lo ahogaran en un estanque profundo, pero se cuenta que él caminó sobre las aguas. Tras esta prueba, San Blas fue decapitado en la ribera.
La veneración a San Blas es conocida en occidente desde el siglo IX y en oriente desde el siglo IV, la bendición de San Blas existe desde el siglo XVI, y en ella se mantienen dos velas encendidas en forma de cruz ante el cuello del enfermo. Ya en el siglo XII existía una oración a San Blas contra la inflamación de la garganta.
San Blas pertenece al grupo de los 14 santos protectores y en la vida campesina tiene gran importancia como santo patrono del tiempo, y también de los médicos, zapateros, yeseros, comerciantes de zapatos, panaderos, músicos y contra el dolor de la garganta, la tos, las hemorragias, de la vesícula, el dolor de muelas, cólicos y para una buena confesión.
La fiesta litúrgica de San Blas es el 3 de febrero y se le representa como obispo, anciano y barba, junto a un libro, un lobo y un bastón con velas de cera.
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