La conversión de san Pablo. Obra de Esteban Bartolomé Murillo. Imagen: Museo del Prado.
Saulo, quien posteriormente sería san Pablo, fue uno de los primeros en perseguir a los cristianos, como fue el caso de la lapidación de san Esteban, de la cual dice el Libro de los Hechos: Y Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban (8, 1).
La persecución de Saulo está referida en el Libro de los Hechos (9; 1-19):
Saulo no dejaba de amenazar de muerte a los creyentes e el Señor. Por eso, se le presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas de autorización para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a los que seguían el nuevo camino. Pero cuando ya se encontraba cerca de la ciudad de Damasco, una luz que venía del cielo brillo de repente a su alrededor. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: ‘Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?’
Saulo preguntó ‘¿Quién eres, Señor?’ La voz le contestó: ‘Yo soy Jesús, el mismo a quien estas persiguiendo, levántate y entra en la ciudad, allí te dirán qué debes hacer’.
Posteriormente se narra como Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos, no podía ver. Así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver.
En Damasco vivía un creyente que se llamaba Ananías a quien el Señor se le presentó en una visión, y le dijo que fuera a una casa en donde estaba hospedado Saulo y la pusiera las manos sobre su cabeza, entonces volvió a ver.
Luego el Señor le dijo: he escogido a ese hombre para que hable de mí a la gente de otras naciones, y a sus reyes, y también a los israelitas. Yo le mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa.
Ananías le dijo a Saulo: Jesús, el que se te apareció en el camino me ha mandado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo. Al momento cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas, y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado.En el estante cayeros de los ojos de Saulo una especie de escamas y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado.
Saulo regresó a Jerusalén de donde tuvo que huir, y realizó cuatro largos y pesados viajes. En el primero, estuvo en Antioquía, Salamina, Pafos, Perge, Iconio, y Derbe.
En el Segundo, estuvo en Jerusalén, Éfeso, Atenas, Corinto, Macedonia, Fílipos, Samotracia, Listra, Antioquía.
En el Tercero, volvió a visitar algunas de estas ciudades, pero además estuvo en Tiro, Rodas, y en el Cuarto y también fue a la Isla de Malta, en Sicilia y finalmente, encadenado, a Roma, donde pidió audiencia con al Emperador que él lo juzgara porque era ciudadano romano, y finalmente fue decapitado.
En el lugar donde murió San Pablo se levantó la Basílica de San Pablo Extramuros, llamada así porque estaba fuera de las murallas de Roma, y por su conversión, ha sido un lugar idóneo para eventos interreligiosos.
La Iglesia celebra su conversión el 25 de enero.
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