El martirio del soldado milanés conocido como San Sebastián, es uno de los temas que más se han abordado en el mundo del arte; músicos de la talla de Debussy, poetas como D’annunzio, pintores de la talla de van Dyck, Ticiano, Bellini, Perugino, Memling, Carrache, Le Sueur, Guercino, Corot, Delacroix, y muchos más, han dejado inmortalizada su imagen, atado a un árbol medio desnudo y clavado de flechas.
Se sabe que murió por su fe en Roma y que fue enterrado en la Vía Apia y que desde el siglo IV ha sido honrado en Roma, en Cartago y en Milán. Fue en el siglo VI cuando se le fabricó una pasión detallada en donde los artistas pudieron encontrar los datos que faltaban a su biografía. Él fue muy venerado en los primeros siglos de la Iglesia.
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Se sabe que siendo militar, pasaba los ratos libres predicando y socorriendo a las víctimas de la persecución religiosa. Estuvo presente en Roma cuando fueron juzgados los hermanos Marcos y Marcelino e iba a visitarlos a la prisión donde hablaba tan bien de Cristo que todos los reos se convirtieron al cristianismo.
Tranquilino, el padre de los hermanos, el escribano Nicostrato, el carcelero Claudio, y otros 13 paganos y hasta el gobernador de Roma Cromancio, abrazaron la fe por los discursos de San Sebastián,
Cuando Diocleciano volvió a Roma la persecución cobró mayor fuerza y muchos de los personajes que hemos nombrados fueron ejecutados, y Sebastián fue uno de los que fueron martirizados y una piadosa viuda, Irene, le prestó algunos auxilios o finalmente deseaba que recibiera cristiana sepultura.
Según se cuenta, el agonizante pudo sobrevivir e Irene le aconsejó que huyera, pero en cuando mejoró su salud, fue a buscar al emperador y le pidió que dejara en libertad a los cristianos, lo que desató su furia y ordenó su muerte.
La fiesta litúrgica de San Sebastián Mártir es el 20 de enero y su muerte tuvo lugar en el año 288.
Sus restos mortales fueron hallados por una cristiana llamada Lucia en la Vía Apia y el Papa Dámaso mandó erigir una basílica sobre su sepultura.
San Sebastián es considerado santo patrono contra la peste porque en el año 680 dio fin una epidemia, después de que sacaran en procesión sus reliquias, lo representan como un joven, con flechas y la palma del martirio. Es patrono de los moribundos, de los soldados, y de las personas que están heridas.
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