El Papa León XIV descarta el celibato opcional y reafirma que es una forma de vida vinculada al testimonio y entrega plena a Dios. Foto: Vatican Media
“No hay lugar para el celibato opcional”. Con esta contundente declaración, el Papa León XIV ha dejado clara su postura sobre un tema que causó amplia controversia durante el pontificado del Papa Francisco.
En diversas ocasiones, el actual Pontífice ha reafirmado la posición tradicional de la Iglesia Católica, al señalar que tanto los sacerdotes como los obispos están llamados a vivir el celibato como expresión de una entrega total a Cristo y a la Iglesia.
En un encuentro con más de 400 obispos en la Basílica de San Pedro, el Papa León XIV fue categórico al subrayar que el celibato debe proponerse como una forma de vida que dé testimonio de “una existencia plenamente ofrecida a Dios y al servicio de los hermanos”.
El Papa explicó que el celibato no es un dogma inmutable, sino una disciplina eclesiástica propia del rito latino y destacó su profundo valor espiritual, como signo de entrega total a Dios y al servicio del pueblo de Dios. Recalcó que este estilo de vida, vivido con castidad de corazón y de conducta, refleja el seguimiento de Cristo y manifiesta la santidad de la Iglesia, tanto en sus miembros como en su Cabeza.
Aunque reconoció que existen casos excepcionales —como los ministros casados provenientes de otras confesiones cristianas— aclaró que estas situaciones responden a normas específicas y no constituyen un cambio generalizado de la disciplina eclesial.
“El celibato es una expresión de la total dedicación al servicio del Evangelio y del pueblo de Dios”, afirmó el Pontífice.
El celibato sacerdotal tiene su base jurídica en varios cánones del Código de Derecho Canónico, que expresan tanto la obligación del celibato como sus implicaciones vocacionales y pastorales:
Durante su encuentro con los obispos, el Papa León XIV también destacó la importancia de la pobreza evangélica como una de las virtudes que debe caracterizar a los obispos en su testimonio cristiano. Señaló que el obispo está llamado a tener un estilo de vida sencillo, sobrio y generoso, digno pero cercano a las condiciones de vida de la mayoría de su pueblo.
“Las personas pobres deben encontrar en él un padre y un hermano, sin sentirse incómodas al encontrarse con él o al entrar en su casa”, señaló el Papa.
Añadió que el obispo debe estar personalmente desapegado de las riquezas y no dejarse influenciar por el poder o los favoritismos asociados a ellas. En esa línea, explicó que “junto con la pobreza efectiva, el obispo también vive esa otra forma de pobreza que es el celibato y la virginidad por el Reino de los Cielos”.
Este llamado incluye no solo el compromiso formal del celibato, sino una vivencia profunda de la castidad como camino de libertad interior para servir con el corazón indiviso. Esta dimensión espiritual —subrayó el Papa— debe ir acompañada de firmeza y decisión ante situaciones que provoquen escándalo, especialmente frente a los abusos cometidos contra menores, conforme a las normas vigentes.
También el 26 de junio, durante el encuentro internacional “Sacerdotes Felices”, promovido por el Dicasterio para el Clero, el Papa León XIV profundizó en la dimensión espiritual del celibato, al recordar que “El sacerdote, de hecho, es amigo del Señor, llamado a vivir con Él una relación personal y de confianza, alimentada por la Palabra, la celebración de los sacramentos y la oración diaria. Esta amistad con Cristo es el fundamento espiritual del ministerio ordenado, el sentido de nuestro celibato y la energía del servicio eclesial al que dedicamos nuestra vida. Nos sostiene en los momentos de prueba y nos permite renovar cada día el ‘sí’ pronunciado al inicio de nuestra vocación”.
En estas palabras del Santo Padre se percibe una visión integral del celibato no solo como exigencia disciplinaria, sino como fruto de una relación íntima y viva con Cristo, que da sentido y sostén al compromiso sacerdotal.
Asimismo, en un encuentro previo con candidatos al sacerdocio, celebrado el 25 de junio, el Papa León XIV profundizó aún más en el sentido del celibato, al describirlo como “un carisma que hay que reconocer, proteger y educar”. Retomando las Confesiones de San Agustín, y dijo “entrégate a Dios sin miedo. Él no se apartará para hacerte caer. Entrégate a Él con paz de espíritu; Él te acogerá y te sanará”.
Estas palabras, afirmó el Papa, no se aplican únicamente al celibato, sino a todo el proceso de discernimiento y formación de los futuros sacerdotes. “Los invitan a tener una confianza sin límites en el Señor que los ha llamado, renunciando a la pretensión de ser autosuficientes o de poder hacerlo solos”, añadió.
En ese sentido, exhortó a los seminaristas a mantenerse en constante abandono a la voluntad de Dios “esto vale no sólo para los años de seminario, sino para toda su vida: en cada momento, especialmente en los de desolación o incluso de pecado, repitan las palabras del salmista ‘Me abandono a la fidelidad de Dios, ahora y para siempre’”, concluyó.
Además de exhortar al testimonio evangélico en pobreza y castidad, el Papa instó a los obispos a adoptar un estilo de vida cercano, sencillo y transparente, y a ejercer una vigilancia activa para erradicar todo tipo de abusos o encubrimientos dentro de la Iglesia.
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