Como parte de su ciclo de encuentros “Construyendo puentes”, el Papa Francisco sostuvo este 20 de junio una reunión via Zoom con estudiantes universitarios de la región Asia-Pacifico, en la que habló a los participantes de los efectos nocivos del aislamiento y la discriminación, así como de las ventajas que tiene el crecer en “projimidad“; es decir, en hacerse prójimos de los demás.
La iniciativa, impulsada por la Pontificia Comisión para América Latina y distintos dicasterios de la Curia Romana, comenzó a inicios de 2022 con jóvenes de América, posteriormente continúo con jóvenes de África y en un tercer momento tocó el turno a jóvenes del sur de Asia.
Ahora, a los representantes de la sección Asia-Pacífico, el Papa Francisco les habló sobre la importancia de pertenecer, ya sea a una familia, a un círculo de amigos, a una confesión religiosa o a cualquier grupo social. Aseguró que el sentido de pertenencia tiene efectos positivos en la salud mental.
En este sentido, el Papa Francisco pidió a los jóvenes ayudar a otros y dejarse ayudar por otros para no ser presas de la vulnerabilidad.
El Papa Francisco lamentó que en la concepción moderna a las mujeres se les tenga como personas de segunda categoría, cuando se ha visto que muchas veces son mejores dirigentes, tienen capacidades superiores y una intuición más aguda.
“¡La discriminación no va!”, soltó el Papa al señalar que hay muchas mujeres solas o abandonadas por el marido.
Expresó que el problema de la discriminación se resuelve con la “projimidad”; es decir, con la capacidad de hacerse prójimo, de acercarse y ayudar a todas las personas sin exclusión, viéndolas como hermanos y hermanas.
Agregó que en una persona que se aísla crecen toda clase de vicios, toda clase de malas costumbres. “Para no aislarnos tenemos que tener formación en la fe: “saber bien qué es nuestra fe, nos lleva a ser cristianos auténticos”.
Finalmente, el Papa Francisco abordó el tema de las ideologías, asegurando que “vivimos en una cultura muy ideologizada”, por lo que exhortó a los jóvenes a esforzarse en entablar un diálogo armónico con otras culturas, y crear relaciones pacíficas, estables y constructivas.
El Santo Padre aseguró que aún vivimos en una cultura machista, en la que la mujer todavía es relegada a un segundo plano, por lo que llamó a los jóvenes de la región Asia-Pacífico a luchar contra esas prácticas discriminatorios. “El machismo es una enfermedad grave de la sociedad”, concluyó.
Con información de Vatican News
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