La Carta Apostólica “Una fidelidad que genera futuro”, ofrece a los presbíteros una hoja de ruta espiritual y pastoral para vivir su vocación con esperanza, comunión y renovado impulso misionero. Foto Vatican Media.
En el marco del LX aniversario de los decretos conciliares Optatam totius y Presbyterorum ordinis, el Papa León XIV dio a conocer la Carta Apostólica “Una fidelidad que genera futuro”, un documento dirigido a todos los presbíteros, en el que reflexiona sobre la identidad, la misión y el porvenir del ministerio sacerdotal en la Iglesia contemporánea.
La Carta, firmada por el Santo Padre el 8 de diciembre de 2025, se presenta como una invitación a renovar la fidelidad sacerdotal a la luz del Concilio Vaticano II, subrayando que el futuro de la Iglesia depende en gran parte de un ministerio presbiteral animado por el espíritu de Cristo.
“Una fidelidad que genera futuro es a lo que los presbíteros están llamados también hoy, en la conciencia de que perseverar en la misión apostólica nos ofrece la posibilidad de interrogarnos sobre el futuro del ministerio y de ayudar a otros a percibir la alegría de la vocación presbiteral”, sostiene el Pontífice al inicio de la Carta difundida el lunes 22 de diciembre de 2025.
“Una fidelidad que genera futuro” se publica con motivo de los 60 años de la promulgación de los decretos conciliares Optatam totius (28 de octubre de 1965), sobre la formación sacerdotal y Presbyterorum ordinis (7 de diciembre de 1965), sobre el ministerio y la vida de los presbíteros.
Para el Papa León XIV, ambos textos “nacieron de una única inspiración” y siguen conservando “una gran frescura y actualidad”, pues constituyen un hito fundamental en la reflexión sobre la naturaleza, misión y preparación del ministerio pastoral.
Por ello, exhorta a hacer de estos decretos una “memoria viva” que impulse a revitalizar cada día el ministerio presbiteral, profundizando en el vínculo entre Cristo y la Iglesia.
“Es necesario, por tanto, hacer de ellos una memoria viva, respondiendo a la llamada a acoger el mandato que estos Decretos han confiado a toda la Iglesia: revitalizar siempre y cada día el ministerio presbiteral, extrayendo fuerza de su raíz, que es el vínculo entre Cristo y la Iglesia, para ser, junto con todos los fieles y a su servicio, discípulos misioneros según su Corazón”, plantea el Pontífice.
El mensaje central de la Carta Apostólica puede resumirse como una llamada clara a los sacerdotes para vivir una fidelidad que no sea estática, sino generadora de futuro, capaz de renovar la misión sacerdotal y de transmitir la alegría de la vocación presbiteral.
“El perseverar en la misión apostólica nos ofrece la posibilidad de interrogarnos sobre el futuro del ministerio y de ayudar a otros a percibir la alegría de la vocación”, sostiene el Pontífice en el documento dado a conocer por la Santa Sede.
En este sentido, el Papa invita a los presbíteros a reconsiderar juntos su identidad y función, además les agradece al mismo tiempo su entrega cotidiana en todas partes del mundo, incluso ofreciendo su vida, para llevar a cabo la celebración de la Eucaristía, el anuncio de la Palabra, el perdón de los pecados y el servicio generoso a los más necesitados.
La importancia de esta Carta Apostólica radica en en el hecho de que actualiza el legado del Concilio Vaticano II para el contexto actual, además de que aborda los desafíos contemporáneos, como la crisis de confianza en la Iglesia, la formación permanente, el abandono del ministerio, la sinodalidad y la escasez de vocaciones.
En este tenor el documento ofrece un marco espiritual y pastoral para fortalecer la identidad sacerdotal en tiempos de fragilidad e incertidumbre, pues reconoce que la renovación de la Iglesia pasa necesariamente por sacerdotes fieles, fraternos, misioneros y abiertos al futuro.
Da click aquí para leer el texto completo de la Carta Apostólica “Una fidelidad que genera futuro”.
En el eje central de la Carta Apostólica, que sostiene toda la estructura de “Una fidelidad que genera futuro”, el Papa León XIV desarrolla las cinco dimensiones de que debe constar la fidelidad sacerdotal.
El Santo Padre recuerda que la fidelidad se fortalece especialmente en la prueba, cuando el sacerdote vuelve a escuchar la voz del Señor que llama y sostiene: “Se fortalece cuando no olvidamos esa voz, cuando somos capaces de recordar con pasión el sonido de la voz del Señor que nos ama, nos elige y nos llama”.
Destaca la formación permanente como un elemento esencial para lograr la renovación humana, espiritual, intelectual y pastoral, además de alcanzar la madurez humana, incluso ante la crisis de confianza en la Iglesia provocada por los abusos cometidos por miembros del clero e incluso por el abandono del ministerio.
“Se trata, por tanto, de custodiar y hacer crecer la vocación en un camino constante de conversión y de renovada fidelidad, que nunca es un recorrido meramente individual, sino que nos compromete a cuidarnos unos a otros”, se asevera en el documento.
Apoyándose en Presbyterorum ordinis, el Papa León XIV afirma en su Carta Apostólica que la fraternidad presbiteral es un don, no solo una tarea, ya que los sacerdotes son “hermanos entre hermanos”, miembros de un mismo Cuerpo de Cristo.
Esta fraternidad, insiste, es constitutiva de la identidad sacerdotal y debe vivirse de forma concreta, especialmente en tiempos de fragilidad, cercanía y servicio humilde al pueblo de Dios, como un aspecto en el que debe comprometerse con renovado vigor.
“En un tiempo de gran fragilidad, todos los ministros ordenados están llamados a vivir la comunión volviendo a lo esencial y acercándose a las personas, para custodiar la esperanza que se hace realidad en el servicio humilde y concreto”, sostiene el texto.
Al tomar como fundamento el Decreto Presbyterorum ordinis el Papa León XIV vincula la fidelidad sacerdotal con una Iglesia cada vez más sinodal y misionera, y destaca tres coordenadas fundamentales que debe considerar el sacerdocio:
En este contexto, exhorta a superar modelos de liderazgo aislados o centralizadores y a avanzar hacia una conducción pastoral colegiada, donde todos los carismas del Pueblo de Dios enriquezcan la misión común.
“Es necesario que el ministerio del presbítero supere el modelo de un liderazgo exclusivo, que determina la centralización de la vida pastoral y la carga de todas las responsabilidades confiadas sólo a él, tendiendo hacia una conducción cada vez más colegiada, en la cooperación entre los presbíteros, los diáconos y todo el Pueblo de Dios, en ese enriquecimiento mutuo que es fruto de la variedad de carismas suscitados por el Espíritu Santo”, indica la Carta.
La identidad del presbítero, afirma el Papa León XIV, es inseparable de su ser “para” los demás, ya que la vocación sacerdotal se desarrolla entre las alegrías y las fatigas de un servicio humilde a los hermanos, que el mundo a menudo desconoce.
En este sentido, advierte sobre dos tentaciones que amenazan la fidelidad misionera de los presbíteros:
“Para vencer estas dos tentaciones y vivir un ministerio gozoso y fecundo, cada sacerdote debe permanecer fiel a la misión que ha recibido, es decir, al don de la gracia transmitido por el obispo durante la Ordenación sacerdotal”, plantea.
Mirando al porvenir, el Obispo de Roma expresa su deseo de que este aniversario conciliar impulse un nuevo Pentecostés vocacional, con vocaciones sacerdotales santas, numerosas y perseverantes, para que “nunca falten obreros para las mies del Señor”.
“Junto con la oración, la escasez de vocaciones al sacerdocio —especialmente en algunas regiones del mundo— exige que todos revisemos la capacidad generativa de las prácticas pastorales de la Iglesia”, indica el Papa León XIV en la Carta Apostólica.
La Carta Apostólica concluye con un agradecimiento a sacerdotes y laicos que acogen el mensaje profético de Optatam totius y Presbyterorum ordinis, y con una invitación a caminar juntos, alimentándose mutuamente para el bien de la Iglesia.
Con “Una fidelidad que genera futuro”, el Papa León XIV ofrece a los presbíteros del mundo una hoja de ruta espiritual y pastoral para vivir su vocación con esperanza, comunión y renovado impulso misionero.
“Doy las gracias a todos ustedes, pastores y fieles laicos, que abren su mente y corazón al mensaje profético de los Decretos conciliares Presbyterorum ordinis y Optatam totius y se disponen, juntos, a nutrirse y estimularse mutuamente para el camino de la Iglesia“, concluye la Carta Apostólica realizada por el Santo Padre.
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