La voz del Papa

Papa Francisco: Vigila tus palabras, ¿construyen o destruyen?

El Papa Francisco en su mensaje previo al rezo del Ángelus invitó a los fieles a reflexionar sobre la mirada y el hablar. ¿En qué nos fijamos cuando vemos a los demás?, ¿qué palabras usamos para referirnos a ellos?, ¿palabras que construyen o que destruyen?

Mirar en los demás el bien y no el mal

Al reflexionar sobre la lectura del Evangelio de hoy (San Lucas: 6, 39-45), el Señor habla de un riesgo, el de concentrarnos en mirar la brizna de paja en el ojo del hermano sin darnos cuenta de la viga que hay en el nuestro (cfr. Lc 6,41). En otras palabras, estamos muy atentos a los defectos de los demás, incluso a los que son pequeños como una brizna de paja, e ignoramos serenamente los nuestros otorgándoles poco peso.

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“Queridos hermanos y hermanas, el Señor nos invita a limpiar nuestra mirada. Limpiar nuestra mirada. En primer lugar, nos pide que miremos nuestro interior para reconocer nuestras miserias. Porque si no somos capaces de ver nuestros defectos, tenderemos siempre a exagerar los de los demás. En cambio, si reconocemos nuestros errores y nuestras miserias, se abre para nosotros la puerta de la misericordia”, aseguró el Papa Francisco.

Por ello, como Dios, distingamos a la persona de sus errores.

“Dios cree siempre en la persona y está siempre dispuesto a perdonar los errores. Sabemos que Dios perdona siempre. Y nos invita a hacer lo mismo: a no buscar en los demás el mal, sino el bien”.

Cuidar nuestras palabras

Jesús también nos invita hoy a reflexionar sobre nuestro modo de hablar al decir que “de la abundancia del corazón habla la boca” (v. 45).

“Es verdad, por el modo de hablar de alguien enseguida te das cuenta de lo que tiene en el corazón. Las palabras que usamos dicen la persona que somos”, explicó el Papa Francisco.

Sin embargo, se puede prestar poca atención a las palabras y creer que no afectan cómo nos relacionamos con los demás.

“Las palabras tienen un peso: nos permiten expresar pensamientos y sentimientos, dar voz a los miedos que sentimos y a los proyectos que queremos realizar, bendecir a Dios y a los demás. Lamentablemente, con la lengua también potemos alimentar los prejuicios, alzar barreras, agredir e incluso destruir; con la lengua podemos destruir a los hermanos: ¡las murmuraciones hieren y la calumnia puede ser más cortante que un cuchillo!”.

“Hoy en día, especialmente en el mundo digital, las palabras corren veloces; pero demasiadas vehiculan rabia y agresividad, alimentan noticias falsas y aprovechan los miedos colectivos para propagar ideas distorsionadas. Un diplomático, que fue Secretario General de las Naciones Unidas y ganó el premio Nobel de la Paz, dijo que ‘abusar de la palabra equivale a despreciar al ser humano’ (D. Hammarskjöld, Marcas en el camino, Magnano BI 1992, 131)”.

Un ejercicio sobre las palabras

Al término de la reflexión, el Papa dejó un ejercicio a los fieles: preguntarse qué tipo de palabras utilizamos.

-¿Palabras que expresan atención, respeto, comprensión, cercanía, compasión?

-¿O más bien palabras cuya finalidad principal es hacernos quedar bien ante los demás?

-Y además, ¿hablamos con mansedumbre o contaminamos el mundo esparciendo venenos: criticando, lamentándonos, alimentando la agresividad difusa?

Dios está con quienes hacen la paz

El Papa Francisco se refirió también a la operación militar que Rusia mantiene en Ucrania y pidió mantener la oración por la paz.

“No dejemos de orar, es más, supliquemos a Dios con mayor intensidad. Por eso renuevo a todos la invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania; una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra”.

El Santo Padre recordó que Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la violencia.

Quien hace la guerra olvida a la humanidad. No parte de la gente, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone a todo los intereses de parte y de poder. Confía en la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se distancia de la gente común, que desea la paz, y que en todo conflicto es -la gente común- la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras de la guerra”.

El Santo Padre pidió no olvidar el conflicto en Ucrania, pero tampoco olvidar los otros conflictos armados que vive el mundo como Yemen, Siria, Etiopía… “Repito: ¡que callen las armas! Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la violencia”.

 

DLF Redacción

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