“La oración es el alimento de la fe y también su expresión. Es como un grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios”. Con estas palabras, el Papa Francisco inició una nueva serie de catequesis, en la que hablará sobre la oración.
En la Audiencia de este miércoles, en la Biblioteca del Palacio Apostólico en El Vaticano, el Santo Padre meditó sobre el pasaje del ciego Bartimeo, en el Evangelio de San Marcos.
“Cuando oyó que Jesús estaba pasando por allí, no dudó en gritar pidiéndole que se compadeciera de él. Sus gritos molestaban a quienes estaban a su alrededor y quisieron hacerlo callar. Él, en cambio, gritaba aún más fuerte: «Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí». Bartimeo, descartado, menospreciado por los demás, hizo una profesión de fe, reconoció a Jesús como el Mesías”.
“Su ruego –agregó el Papa- conmovió el corazón del Señor, que lo llamó y le preguntó cuál era su deseo. El grito del mendicante se convirtió en súplica: «Haz que recobre la vista». Jesús, que vio la grandeza de la fe de Bartimeo, le abrió las puertas de su misericordia y de su omnipotencia, atendió su plegaria y le concedió lo que le pedía: la vista.
Este pasaje evangélico, dijo el Santo Padre, nos ayuda a comprender que la oración nace de la fe, brota de nuestro ser criaturas frágiles y necesitadas, de la continua sed de Dios que todos tenemos.
“Bartimeo nos enseña cómo orar: con humildad y perseverancia, confiando en el Señor y abandonándonos totalmente a su misericordia”.
“Pidamos a Jesús, el buen Pastor, que nos conceda ser hombres y mujeres de oración, que con confianza y perseverancia presentemos al Padre compasivo nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos”.
Dignidad en el trabajo
Por último, el Papa Francisco retomó el tema del trabajo, e hizo votos porque esta pandemia provocada por el coronavirus COVID-19 sea una oportunidad “para poner en el centro de nuestras preocupaciones la dignidad de las personas y la dignidad del trabajo”.
“En ocasión del primero de mayo, he recibido diversos mensajes sobre el trabajo y sus problemas. En particular, me impactó el de los trabajadores rurales, muchos de ellos migrantes, que trabajan en el campo italiano. Lamentablemente, muchos son duramente explotados”.
“Es verdad que la crisis actual nos afecta a todos, pero la dignidad de las personas debe ser siempre respetada. Por eso, sumo mi voz al reclamo de estos trabajadores y de todos los trabajadores explotados”.
Con información de vatican.va
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