El Papa Francisco presidió el Ángelus en el Hospital Agostino Gemelli en Roma donde se recupera de una cirugía de colon. Ahí agradeció la cercanía y muestras de cariño del mundo y aseguró que cada persona puede llevar una unción a los enfermos, es decir, la cercanía y la ternura.
“Les doy las gracias a todos. He sentido su cercanía y el apoyo de sus oraciones. Gracias de todo corazón“, dijo, en el mensaje previo al rezo mariano, el cual realizó desde el balcón del hospital.
El Santo Padre reflexionó sobre la lectura del Evangelio que se lee este domingo, en la que los discípulos de Jesús, enviados por Él, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban (Mc 6,13).
“Este ‘aceite’ nos hace pensar también en el sacramento de la Unción de los enfermos, que da consuelo al espíritu y al cuerpo. Pero este ‘aceite’ es también la escucha, la cercanía, la atención, la ternura de quien cuida a la persona enferma: es como una caricia que hace que nos sintamos mejor, que calma el dolor y anima”, dijo el Santo Padre.
“Todos nosotros, todos, necesitamos tarde o temprano, esta ‘unción’, la cercanía y la ternura, y todos podemos dársela a alguien, con una visita, una llamada telefónica, una mano tendida a quien necesita ayuda”.
El Santo Padre recordó que en el protocolo del Juicio Final (Mateo, 25) se menciona la cercanía con los enfermos como una de las preguntas que se harán.
Acto seguido, el Papa Francisco reflexionó sobre la atención médica que ha recibido, la cual le demuestra la necesidad de un sistema de salud gratuito y eficiente al cual deberían tener acceso todos.
“El servicio es siempre gratuito. No se olviden de esto: salvar las instituciones gratuitas”.
Desde el balcón del hospital, el Santo Padre agradeció a los médicos y al personal sanitario.
Asimismo, pidió rezar por los niños enfermos.
“Aquí hay algunos pequeños amigos enfermos… ¿por qué sufren los niños? Por qué sufren los niños es una pregunta que toca el corazón. Acompañarlos con la oración y rezar por todos los enfermos, especialmente por los que se encuentran en las condiciones más difíciles”.
En su mensaje posterior el rezo mariano, el Santo Padre expresó su cercanía con la gente de Haití ante la violencia que vive el país.
La madrugada del 7 de julio, el presidente del país, Jovenel Moïse, fue asesinado en su propia casa. Su esposa resultó herida en el ataque.
El asesinato causó conmoción y llevó al gobierno haitiano a declarar estado de sitio durante 15 días.
“En los últimos días, mi oración se ha dirigido a menudo a Haití, tras el asesinato del presidente y la agresión a su esposa. Me sumo al sentido llamado de los obispos del país para ‘deponer las armas, elegir la vida, elegir la convivencia fraternal en interés de todos y en interés de Haití'”.
“Estoy cerca del querido pueblo haitiano; espero que la espiral de violencia cese y que la nación pueda reanudar el camino hacia un futuro de paz y concordia”.
El Papa Francisco también recordó que hoy es el Domingo del Mar, día que está dedicado de manera especial a la gente de mar y a todos los que dependen del mar para su trabajo y sustento.
“Rezo por ellos y exhorto a todos a cuidar los océanos y los mares. Cuidar la salud de los mares: ¡nada de plástico en el mar!”.
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