El Papa Francisco se dirigió este domingo a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Previo a recitar el Ángelus, les habló de la alegría de ser discípulos de Jesús y les dijo que todo cristiano está llamado a ser misionero, pero la verdadera misión es llevar la palabra de Dios a los demás a través del testimonio y la oración.
El Pontífice recordó el Evangelio de este domingo (cf. Lc 10,1-12.17-20) donde Jesús envía en misión a 72 discípulos, además de los 12 apóstoles. Envío que habla de la misión de la Iglesia de proclamar el Evangelio a todas las naciones.
“Al enviar a los setenta y dos discípulos, Jesús les da instrucciones precisas, que expresan las características de la misión. La primera -ya lo hemos visto-: oren; la segunda: vayan; y después: no lleven una bolsa o una alforja…; digan: ‘Paz a esta casa’….quédense en esa casa….no vayan de una casa a otra; curen a los enfermos y díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’; y, si no los acogen, salgan a las plazas y despídanse”, dijo.
Esto muestra, de acuerdo con el Papa Francisco, que “la misión se basa en la oración; que es itinerante, no está detenida; que requiere desapego y pobreza; que lleva paz y sanación signos de la cercanía del Reino de Dios; que no es proselitismo, sino anuncio y testimonio”, dijo.
Y que “también requiere la franqueza y la libertad evangélica para irse, subrayando la responsabilidad de haber rechazado el mensaje de la salvación, pero sin condenas ni maldiciones”, agregó.
Sobre la oración, el Pontífice también explicó que debe hacerse “con el corazón abierto, con una actitud misionera” y que no debe limitarse sólo a nuestras necesidades personales o carencias, “una oración que es verdaderamente cristiana tiene una dimensión universal”, es decir, incluye las necesidades del mundo.
Después de rezar la oración mariana, el Papa Francisco pidió orar por las “pobres personas inermes asesinadas o heridas” en un ataque aéreo que golpeó la noche del pasado martes 2 de julio un centro de detención para migrantes en Libia.
En el ataque, según el recuento de Naciones Unidas, murieron al menos 53 personas, incluidos seis niños, y otras 130 resultaron heridas.
“La comunidad internacional no puede tolerar hechos tan graves”, dijo el Papa a los peregrinos.
“Rezo por las víctimas, que el Dios de la paz acoja a los difuntos y sostenga a los heridos”. Y expresó su deseo de que los corredores humanitarios para los inmigrantes más necesitados “se organicen de modo extendido y concertado”.
Con información de Vatican News
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